Viñas reactivan el enoturismo y giran a la producción sustentable
En los albores de los 90 y fines de los 80, las cualidades del valle de Casablanca -solo habituado a la ganadería- fueron descubiertas por enólogos y aquellos mismos pioneros hoy apuestan por procesos amigables con el medio ambiente.
Mirian Mondaca Herrera - L a Estrella de Valparaíso
Descender al subterráneo de bodegas RE, en Casablanca (Camino Lo Ovalle), representa un inmediato viaje imaginario al pasado, uno esplendoroso, fuertemente unido a lo procesos ancestrales de elaboración del vino, y que en los albores de la década del 90 y fines del 80, fueron redescubiertos por enólogos de este valle de la región, cuya principal actividad económica era hasta entonces la ganadería. Decenas de añosas barricas de roble francés y americano, junto a tinajas y ánforas de arcilla instan a vivir la experiencia de conocer más sobre la elaboración de este brebaje, emblema nacional en el extranjero. Una copa de Pinot Noir sella la invitación; difícil es resistir.
Despertar aquella sensación, de querer recorrer cada rincón de sus viñas y bodegas, es lo que paulatinamente están volviendo a retomar los productores vitivinícolas casablanquinos, quienes producto de las restricciones de la pandemia vieron cómo durante prácticamente dos años el enoturismo se fue al suelo. Ahora, de la mano de la flexibilización de medidas sanitarias preventivas, de a poco comienzan a retomar el ritmo de visitas que tenían antes de la llegada del COVID, pero sin descuidar -entre otras cosas- la exigencia del Pase de Movilidad para ingresar a las instalaciones, el uso de mascarilla, alcohol gel o el distanciamiento físico de un metro.
"Nosotros tenemos absolutamente claro que la pandemia no ha pasado (...) no nos hemos soltado las trenzas", dice con una sonrisa de satisfacción por este presente más favorable, el presidente de la Asociación de Empresarios Vitivinícolas del Valle de Casablanca, Mario Agliati.
Sustentabilidad
Los dos años en los cuales el enoturismo estuvo detenido fueron desastrosos, pero gracias a que las viñas siguieron produciendo -aunque muchas veces con dificultades debido a restricciones como las cuarentenas o aforos- pudieron sostenerse a través del comercio electrónico. No obstante aquello, recuerda Agliati, "antes nosotros en este valle recibíamos cerca de 220 mil personas anuales, después esto se fue practicamente a cero durante la pandemia y hoy día hemos ido recuperando muy fuerte el turismo nacional y esperamos que el extranjero se vaya recuperando con el tiempo (...) Nosotros teníamos un 70% de turista extranjero y un 30% nacional, hoy día yo te diría que se revirtieron las cifras, e incluso más, 80% y 20%".
Pero como bien se dice, detrás de cada dificultad puede haber una oportunidad, los productores vitivinícolas del valle de Casablanca aprovecharon este período de tiempo en que bajó el enoturismo para trabajar en algo que venían hace tiempo conversando: concretar un trabajo común para impulsar procesos amigables con el medio ambiente. De hecho, comenta Agliati, el 4 de agosto firmaron el Acuerdo de Producción Limpia (APL) entre la asociación que preside y la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático (ASCC); instancia en la que incluso estuvo presente la ministra de Medio Ambiente, Maisa Rojas.
Las expectativas que tienen los productores tras este acuerdo son altas, pero aquello los motiva. En ese sentido, remarca Agliati, "con esta firma pretendemos nosotros en el mediano plazo lograr ser el primer valle sustentable de Chile, porque para nosotros la sustentabilidad, el medio ambiente, es tremendamente importante y, sobre todo, para nosotros que tenemos un problema fuerte de escasez hídrica".
En línea con aquella preocupación, el líder de los productores casablanquinos de vino comenta que el hecho que las viñas del valle sean regadas por sistema de goteo hace que el consumo de agua sea prudente y "el menor posible". "Casablanca no tiene río, por lo tanto, nosotros dependemos del agua de lluvia y de las napas freáticas, que dada la escasez de los últimos ocho, diez años, están cada día más lejanas, pero se ha hecho un esfuerzo y tenemos confianza", añade, junto con asegurar que también están participando de manera constante en las reuniones que realizan los comités de Agua Potable Rural APR) de la comuna, para escuchar sus inquietudes.
Cerca de 5 mil hectáreas plantadas y más de una treintena de viñas ubicadas a sólo 50 minutos de Santiago, hacen que este valle sea una parada altamente atractiva para el turista extranjero y también el nacional.
Con miras a sacar aún más provecho a ese potencial, los productores de esta zona siguen fortaleciendo la alianza con Valparaíso, comuna que aporta con su capacidad hotelera, atractivos turísticos y culturales, y con la que el 2013 dieron vida a "Valparaíso- Casablanca Valley". Desde aquel año, fruto del trabajo conjunto, son parte del selecto grupo de las 10 capitales mundiales del vino, Great Wine Capitals.
2000 Empleos, aproximadamente son los que aporta la industria vitivinícola en Casablanca.