Libro rememora difíciles pasajes de divisiones inferiores en los 80'
A través de la obra "Renzo Arata y un eslabón olvidado", Mario Arriagada González, expresidente de las series de cadetes de Santiago Wanderers entre la década de los 70' y 90', detalla las vicisitudes que vivió la cantera porteña.
Nicolás Arancibia Bórquez
Santiago Wanderers siempre se ha caracterizado por poseer una cantera que nutre al fútbol chileno de talentosos futbolistas. Tener una buena materia prima, sin embargo, no es suficiente para llegar al éxito si no se tiene un trabajo estructurado y responsable, que es lo que justamente busca rememorar Mario Arriagada González, expresidente de las cadetes del Decano entre las décadas de los 70' y los 90', quien a través de su libro "Renzo Arata y un eslabón olvidado" revela las serias dificultades para trabajar que vivieron los canteranos del club en los 80'.
"Basta ver que hace unos días, justo cuando cumplimos los 130 años, se partió el aniversario con un triunfo con tres goles de canteranos, que es lo que a nosotros nos deja contentos. Wanderers en su trayectoria ha tenido hitos buenos y malos, y cada hito es un eslabón que va formando una cadena, y resulta que estos hechos que ocurrieron en la década de los 80' estaban olvidados", adelanta el porteño, remarcando que el contexto de este "eslabón olvidado" radica en los años de la presidencia Renzo Arata, extimonel caturro que falleció en julio del año 2020.
"El mismo Renzo Arata, en una entrevista que le hacen el 2017, hace una radiografía de cómo era él, reconociendo que no le importaba despedir a quien sea por el solo hecho que no le gustaba. La primera parte del libro está dirigida a cómo era él", reconoce Arriagada.
Serias dificultades
A través de su obra, el expresidente de cadetes del cuadro porteño explica que "en la década del 80', René Guerrero, que era el gerente de Santiago Wanderers, tuvo una visión a futuro y dijo que quería que los cadetes del club tuviesen una estructura, entonces formó una directiva de la que fui parte, y formamos un proyecto con objetivos claros, lo que empezó a dar resultados, de hecho en el corto tiempo ya teníamos a un David Pizarro, a un Reinaldo Navia, a Claudio Núñez y muchos más, pero teníamos serias dificultades con la dirigencia del club".
En la misma línea, el exdirigente detalla que "nosotros prácticamente no existíamos, teníamos muchas precariedades para trabajar, afortunadamente algunas personas se pusieron con almuerzos, el administrador del casino que teníamos ahí en calle Lira también nos aportó, don Héctor González de la tienda El Pingüino que está en calle Victoria nos regaló las camisetas. Hubo tantas dificultades que hasta nos terminaron echando, Wanderers en esas fechas estaba a punto de irse a Tercera División, pero nosotros desde la clandestinidad luchamos para seguir adelante con el proyecto de cadetes".
A modo de cronología, el otrora regente de actuales 75 años indica que "después hubo un cambio de directiva y nos reincorporaron a las divisiones menores, lo que hasta hoy trae buenos resultados. Al final, el libro es un reconocimiento para todos los que luchamos por las divisiones inferiores, afortunadamente hubo un gerente llamado Patricio García, a quien menciono en el escrito, quien siempre estuvo con nosotros, cuando necesitamos dinero él nos prestó la plata, y cuando la quisimos devolver no la aceptó, dijo que se la diéramos como premio a los niños que salieran campeones de algún torneo".
El trabajo actual
Con luces y con sombras, Santiago Wanderers ha mantenido por años una política de potenciar a sus canteranos, y prueba de aquello es que el actual equipo se compone principalmente de futbolistas formados en la institución porteña. Al ser consultado cobre cómo evaluaba el actual trabajo que hace el club a nivel de cadetes, Arriagada confiesa con honestidad que no está del todo enterado de la metodología actual del equipo.
"Debo ser bien franco, desconozco como se está trabajando ahora porque yo me desligué de Wanderers cuando llegó Reinaldo Sánchez la primera vez, porque en su momento dijo que las divisiones inferiores eran un lastre, aunque al poco tiempo se vendió a varios jugadores", asegura el otrora dirigente, añadiendo que "sé que hay profesores, pero honestamente desconozco si hay una directiva que esté preocupada netamente de los cadetes, porque nosotros por ejemplo tuvimos hasta asistente social, teníamos un centro de padres y apoderados que nos acompañaban cuando teníamos que jugar con los niños a La Calera, San Felipe, Quillota o San Antonio. Habían reuniones largas y preparadas con actas de todo lo que estábamos haciendo, y yo no sé si esas actas quedaron guardadas en el club".
"Wanderers ha tenido hitos buenos y malos, y cada hito es un eslabón que va formando una cadena. Estos hechos estaban olvidados".
Mario Arriagada
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