"Me han ofrecido abrir puertas de la hipermasividad, pero es transar"
El músico nacional acaba de lanzar su noveno disco, "Aún creo en la belleza", una especie de manifiesto artístico.
Carolina Collins
Aunque no le faltan ni escenarios ni público, Nano Stern es consciente de que ha optado por llevar adelante una carrera musical "en una escala más intermedia", alejada de la "hipermasividad" que buscan otros géneros como el pop y el urbano.
Hoy, a sus 37 años y a 16 desde su disco debut homónimo, es esa definición la que guía sus pasos artísticos. El músico nacional acaba de lanzar "Aún creo en la belleza", su noveno álbum de largaduración que llega siete años después de su trabajo de estudio anterior, "Mil 500 vueltas" (2015).
Un lapso de tiempo mucho mayor al que había esperado entre sus LP anteriores, que no se distancian por más dos años entre sí. En parte, según él mismo explica, por esa motivación de hacer las cosas a su manera.
"No soy quién para quejarme, yo toco harto, de repente en una escala más intermedia, pero también eso responde a decisiones que yo he tomado en mi carrera, han habido muchas instancias en que se me ha ofrecido abrir puertas de la hipermasividad, pero eso significa transar cosas que yo no estoy dispuesto a transar y estoy súper tranquilo y contento con esas decisiones y con el lugar en que estoy", dice el cantautor.
Lejos de la actualidad
En estos años entre discos sacó tres EP -"Santiago", "Lucero" y "Nano Stern Trío - Acústico en Madreselva"-; publicó un libro sobre la revuelta social, "Décimas del Estallido"; presentó un álbum tributo "Ya es tiempo, homenaje a Congreso" y se dedicó a salir de gira junto a su banda. Eso último hasta la pandemia, que paralizó todo.
Pero ahora, con el lanzamiento de "Aún creo en la belleza", retomará la vida sobre los escenarios. Primero con una gira por Argentina que comienza mañana, luego con un recorrido por Chile, con fechas confirmadas en Valdivia, Talca y Valparaíso, y luego con un concierto en España en julio. Camino que coronará en el Teatro Caupolicán el 14 de octubre.
"Aún creo en la belleza" ¿Es una declaración de principios?
Absolutamente. La canción, que es la última del disco, es una especie de manifiesto. Enumera un montón de cosas en las que creo, y la más importante es la belleza. Y me pareció el mundo en el que estamos metidos tiene poco de belleza y muchas veces se nos olvida lo importante que es y dije por ahí puede ir una energía importante para estos tiempos. Igual era difícil, porque estas cosas toman tiempo, y cuando tomamos la decisión de cómo se iba llamar este disco (...) era tal el grado de incertidumbre que pensaba "pase lo que pase de aquí a seis meses más, esta es una afirmación importante en la que voy a seguir creyendo".
¿Tuviste la intención de despegarte de la contingencia?
Sí, no sé si fue una cosa consciente, pero a medida que las canciones iban decantando y que el disco iba tomando su forma final fue bien evidente. Hay muy poquito de contingencia, a diferencia de mis últimos trabajos que eran más contingentes. Pero más allá de la contingencia, yo tenía una necesidad interior de hablar de otras cosas, de buscar una profundidad distinta que no se encuentra necesariamente cuando uno habla de lo inmediato.
Tú le regalaste una canción a Gustavo Gatica ¿hablan?
Sí, nos encontramos mucho, de repente nos mandamos mensajes y nos vemos bien a menudo porque nos toca coincidir en contextos, y tenemos relación de buena onda, con su familia también. Y no es que yo le regalé una canción, en cierto sentido sí, es que en esta canción, en la letra el coro es una frase que dijo él, yo la inscribí a nombre de él, entonces cualquier derecho que genere esa canción va directamente a él. Me parece que era una manera de poder echar una mano a una víctima de violaciones de los derechos humanos grave y que el Estado no se estaba haciendo cargo y por mientras no lo haga creo que es bueno poder ayudar de todos lados.