Sueño de la casa propia se convirtió en pesadilla para familia de Forestal
Acoso hacia hijo adolescente tiene al menor con medida de protección y miedo a salir. Sus padres piden ayuda para vender y dejar el barrio.
Hace dos años y medio Jennifer Salas Valderrama llegó junto a su esposo y sus dos hijos, de entonces 8 y 12 años, a vivir a un departamento en la parte alta de Forestal, luego de haber destinado los ahorros de toda una vida al sueño de la casa propia. Postuló como tantos al subsidio estatal a través del comité de vivienda Siete Hermanas y lograron obtener un departamento que se convertiría por fin en su vivienda definitiva.
Oriundos del barrio de Santa Inés, Jennifer y su familia llegaron a la comunidad del Condominio social San Martín, ubicado en calle San Pedro en Forestal como nuevos integrantes. Sus hijos por entonces jugaban con los niños del barrio sin mayores dificultades.
Hace un año y medio aproximadamente comenzaron algunas dificultades de convivencia, aparentemente normales entre niños: peleas y conflictos que lamentablemente fueron subiendo en intensidad.
Jennifer asegura que apenas comenzaron estos problemas habló con las mamás de los involucrados para intentar mejorar la convivencia, sin embargo, señala que la respuesta fue que se trataba de problemas entre niños que los mismos menores debían resolver.
La mujer asegura que incluso mantuvo un tiempo castigado a su hijo creyendo que era él quien ocasionaba los problemas. Sin embargo, la violencia fue escalando hasta que el pasado 23 de enero, su hijo salió a comprar pan y fue abordado por uno de los ahora adolescentes para poder conversar.
El menor de actuales 14 años accedió. Sin embargo, cuando conversaba con su vecino, llegó un tercer sujeto quien junto con amenazarlo e insultarlo acusándolo de haber estado hablando mal de su progenitora, lo golpeó en varias oportunidades en el rostro, dañando tres braquets de sus dientes, todo mientras otro joven filmaba la agresión con su teléfono celular.
El registro fue subido a las redes sociales y Jennifer y su esposo se enteraron tiempo después de su existencia y contenido.
"Mi hijo ya no quiere vivir acá, nosotros tampoco. Esto ha sido terrible para nosotros. Esto es constante. Mi temor es que lo agredieron y lo acusaron sin ninguna prueba. Mi hijo les explicó que no había hablado nada de ninguna persona...yo me pregunto qué puede pasar más adelante", manifestó afectada.
Tras la agresión, Jennifer llevó a su hijo a constatar lesiones, hizo la denuncia respectiva en Carabinero y también en el Ministerio Público donde le otorgaron una medida de protección.
"He ido a todas las instancias para pedir orientación y ayuda. Mi hijo no está bien, necesita sicólogo. Él no quiere salir, no quiere venirse solo del colegio, tiene miedo y es normal, no puedo tener a un niño de 14 años 24/7 encerrado. Mi hijo tiene mucha rabia y me recrimina diciéndome que todo lo que le enseñé no le ha servido de nada. Para nosotros vivir acá es un infierno porque tengo que ver continuamente a los agresores que planificaron todo esto", añadió Jennifer.
La afectada reconoce que ha tenido la solidaridad de algunos vecinos, pero admite que la situación los tiene al límite y necesitan irse.
"Nos sentimos desprotegidos, siento como si nosotros fuéramos los delicuentes. Yo lo que pido es que me entreguen mi escritura para poder vender este departamento e irnos. Ya efectué los trámites en el Serviu pero la burocracia es enorme. Yo invertí todo mi dinero acá, no tengo posibilidad de irme sin vender", planteó Jennifer.