"Valparaíso para principiantes y moribundos" por Gonzalo Ilabaca Página XXX
Uno por uno fueron cerrando los bares de marinos del Barrio Puerto, alejando a Valparaíso cada vez más del mar. Desaparecieron las banderas colgando de los balcones, iluminadas por las luces que se prendían y apagaban al ritmo de la música que alegraba las noches de "la cuadra" para atraer a los tripulantes que llegaban al muelle Prat y que, a pesar de las advertencias del capitán de no ir al barrio rojo, igual se dirigían por las calles del Barrio Puerto a su bar preferido, que cerraban para ellos en exclusividad porque a fin de cuentas la vida es una sola y es Eros la energía que mueve al mundo.
Hoy en día, de los bares de marinos solo queda el marchito Flamingo Rose, con su gran foto de las Torres Gemelas a punto de sucumbir (como las mismas torres), por el pésimo estado estructural del edificio.
Pero fue la reciente pérdida del Bar Hamburgo el mayor golpe a la tradición marinera del Valparaíso actual. Su colección de "aficionado", única, heterodoxa (hereje, disidente, disconforme), de su dueño alemán, el extripulante Wolfang Scheuber, simplemente "no era igual a las demás". En un par de años, solo en los alrededores de la Plaza Aníbal Pinto se fueron también el bar La Playa, el Bar Inglés, el Cinzano, La Piedra Feliz y quizás cuántos otros más. Distintas historias, distintas épocas para distintos públicos. Cuando un patrimonio se pierde, se pierde para siempre. Valparaíso Eterno se llamaba un bar de los '80. Valparaíso es la ciudad que siempre está desapareciendo y que nunca desaparecerá. Esa es su contradicción y riqueza vital.
Óleo sobre tela
2021
58 x 33 cm