La dura realidad de tener cáncer en una región con falta de oncólogos
Déficit de profesionales en el sector público, falta de infraestructura para realizar exámenes y terapias obsoletas traban la posibilidad de brindar un tratamiento óptimo a los pacientes con esta enfermedad. Escasez de especialistas en esta área en el principal hospital porteño se estima en un 70%. Conozca las historias de quienes libran esta dura batalla.
Matías Valenzuela - La Estrella de Valparaíso
La carga de convivir con el cáncer trae consigo una tortuosa lucha para recibir el tratamiento adecuado en un sistema de salud que, en la región, padece de una sensible carencia de profesionales oncólogos.
La falta de especialistas, en distintas áreas, es una constante en el sistema público, pero es particularmente dramática en el caso de la oncología, pues los pacientes en estados avanzados de cáncer tienen mayor urgencia por recibir tratamientos, ya sea curativos o paliativos.
Esta falta de profesionales ha inclinado el sistema a la derivación a especialistas en el sistema privado para poder dar abasto, modelo que quedó en incertidumbre tras conocerse de una circular emitida a los servicios de salud -a la que tuvo acceso este medio- donde se indicaba que en la Región Metropolitana y la de Valparaíso se suspendía la derivación a recintos particulares por falta de oncólogos en los prestadores privados.
Consultamos a Fonasa, la entidad desde donde salió este mensaje, y se nos informó que esta instrucción hacía referencia a suspender un servicio de apoyo en que se gestionaba atención a pacientes antes de que venciera su garantía GES.
"El citado correo corresponde a una comunicación enviada desde este servicio a los servicios de salud y hospitales dependientes, donde se indica que deben agilizar su gestión para poder atender a sus pacientes oncológicos, tal como se establece en la normativa vigente. En el caso que dichos hospitales, por capacidad operativa, no puedan cumplir con dicha obligación, Fonasa continuará gestionando la derivación de pacientes oncológicos con su garantía vencida y reclamada, en cumplimiento con su obligación legal", declararon.
Déficit
"El déficit de oncólogos es dramático y está afectando con fuerza a los pacientes. El año 2022 la principal causa de muerte de los chilenos es el cáncer y además, como consecuencia del COVID, muchas atenciones e intervenciones se debieron suspender y posponer", explica el consejero regional Manuel Millones, que también es parte del Foro del Cáncer.
El core entrega cifras dramáticas de la falta de profesionales en Valparaíso: "Es tal la demanda que el sistema público no es capaz de atender los requerimientos de la población. A modo de ejemplo, solo el servicio de oncología del hospital Van Buren se estima un déficit de un 70% de profesionales para cubrir la población requerida, que son de la cuarta y quinta región, que es la cobertura de este servicio. De acuerdo a los datos oficiales, el servicio de oncología tiene ocho médicos, tanto oncólogos como radioterapeutas. La necesidad para asumir la población asignada de ambas regiones -que es de 2,6 millones de personas- sería, según los datos que manejamos, de 28 profesionales. Y para ilustrar: el 2021 se atendieron más de 3.500 pacientes, es decir, un promedio de 300 pacientes mensuales y para ese universo de enfermos que requieren tratamiento hay 8 oncólogos y por estadísticas se debieran tener 28 oncólogos. Esta carencia significa no atender oportunamente o derivar a prestadores externos y lamentablemente este caso relata lo colapsado y debilitado que está el sistema revela de sobremanera el enorme déficit de profesionales oncólogos en los hospitales públicos, inclusive algunos en etapas bien complejas (de la enfermedad), como las etapas 3 y 4, donde también se ha dejado de otorgar atenciones médicas porque no hay oncólogos suficientes"."
Casos humanos
Casos de pacientes de cáncer que no reciben el tratamiento óptimo hay cientos y el de Sandra Valencia es uno de ellos, uno que grafica claramente la situación referida en este artículo.
La mujer de 51 años, oriunda de Reñaca Alto, fue diagnosticada en 2019 de cáncer de mama. A inicios de 2020 comenzó su tratamiento en el hospital Van Buren, donde se sometió a un ciclo de ocho sesiones de quimioterapia para reducir el tamaño del tumor. Al año siguiente, se optó por la realización de una mastectomía, procedimiento que se tuvo que derivar al Hospital Clínico. Posterior a ello, debió someterse a sesiones de radioterapia, que a su vez, se derivaron al Hospital Naval.
Producto del tratamiento recibido, Sandra comenzó a sufrir los efectos secundarios asociados a la medicina que se le aplica: un problema a las plaquetas. Cuenta que en el sistema público nunca encontró el tratamiento integral que necesitaba y, de no ser por su insistencia, no recibiría los medicamentos complementarios para sus malestares.
"Para uno que está viviendo una enfermedad así, no es la idea que tenga que estar pidiendo una lo que le hagan. Por ejemplo, yo decía 'doctora, ahora me corresponde tal examen, me puede dar algo para el dolor, me puede dar vitaminas'. No se trata de que a una porque le pongan quimioterapia ya te pueden mandar para la casa", reflexiona.
La mujer, madre de dos hijos, cuenta que en el hospital porteño tenía una médico tratante con quien tenía una relación apenas cordial, mientras atravesaba un segundo ciclo de quimioterapia. De doce sesiones, iba en ocho cuando se enteró de que la médica tratante había abandonado el hospital y su tratamiento quedó inconcluso.
Dice que la doctora se fue a fines de enero y que ella se enteró por comentarios de otros pacientes. A la fecha, asegura que no le han asignado un nuevo médico y ya empieza a sufrir las consecuencias. El lunes pasado le tocaba control, pero no lo pudo realizar por falta de profesionales. Está a la espera de un scanner hace dos meses y la semana pasada sufrió un shock séptico, que en lenguaje simple es una infección y que en este caso fue provocada por una bacteria "oportunista", que es el nombre que se le da, porque se aprovecha de pacientes con las defensas bajas.
"Imagínese lo desprotegida que yo me siento en este momento, porque a esta enfermedad uno no le puede dar ventaja, que esté delante de uno, es una la que tiene que estar adelantada", se lamenta.
Falencias
Para Carla Lillo, directora de la Fundación Oncológica Infantil Franco Cepeda Lillo, el problema que se vive en la región es el de la falta de infraestructura adecuada y camas de hospitalización.
Reporta que no tiene registro de pacientes infantiles que sean derivados a atención médica en el sector privado. Lo que sí ocurre, y donde se generan los problemas, es en la toma de exámenes, pues algunos de estos se realizan en maquinaria que no hay en el sector público, como por ejemplo el PET/TC, que solo existe en la Clínica Reñaca.
Asimismo, plantea que los tratamientos en el sistema público están lejos de ser los óptimos. "En las clínicas se están poniendo quimio de ahora, actuales, de este siglo, y en los hospitales seguimos con las quimio de 1990. Por ejemplo, en la leucemia hay una quimio que genera daño hepático; en la clínica ya no utilizan esa quimio, usan otra que no provoca daño hepático, que tiene un valor aproximado de $1.200.000", ejemplifica.
Del mismo modo, se refiere a falta de subespecialidades que no existen a nivel país: "En Chile no hay, por ejemplo, oncólogo paliativo infantil, no existe. Cuando un niño queda desahuciado, cuando no hay nada más que hacer, tú tienes dos opciones: o mandas al niño a la casa a morir junto a su familia, o te puedes quedar en el hospital. Obvio que te aconsejan que se vaya a la casa porque el niño va a estar en su entorno. Según la ley, ellos tendrían que venir entre una y dos veces al mes a ver al niño con tratamientos paliativos y tiene que ser un grupo especializado. Ahora, ¿qué pasa con un niño que vive en San Antonio, Quillota, Calera? Se van a su casa y los derivan a un consultorio básico o un hospital básico donde no hay ningún especialista, donde los papás tienen que llorar para que atiendan al niño, y si van, va un paramédico y le da un paracetamol y listo. Se olvidan del niño".