El drama de Don Ricardo: el conserje de 80 años que quedó en el olvido
A 9 meses de conocerse su historia, Ricardo Ramírez no ha recibido su indemnización. Vecina del edificio donde trabajaba el adulto mayor asegura que un abogado sería clave.
Francisca Palma Schiller - La Estrella de Valparaíso
Su historia captó la atención de todo un país, removió conciencias y generó debates en torno a las pensiones. Ricardo Ramírez Cárcamo viajaba 100 kilómetros todos los días desde Quillota a Viña del Mar para cumplir sus labores como conserje. A sus entonces 82 años tenía que trabajar porque su pensión no le alcanzaba. Además, realizaba el turno de noche, pues durante el día debía atender a su esposa. Todo Chile se indignó.
Fue portada de diarios, los visitaron matinales y programas de ayuda social. Se hizo una campaña para ayudarlo a él y su esposa y hasta le arreglaron su casa. Don Ricardo se deshizo en agradecimientos y creyó que por fin podría dejar de trabajar.
A 9 meses de conocerse su historia, pareciera que su caso quedó en el olvido.
Desde abril de 2021 don Ricardo dejó de asistir al edificio donde trabajaba y confió en poder llegar a un acuerdo para una indemnización. Le ofrecían 2 millones de pesos por su retiro voluntario, suma que para él resultaba insuficiente.
Hoy, a casi un año de difundirse su caso - convertido en símbolo de la precariedad del sistema de pensiones -, increíblemente todo sigue igual.
"Don Ricardo tiene ficha de proceso judicial, es decir, que existe la demanda, pero no tiene abogado, por lo que el caso no ha podido avanzar para nada. Es un caso muy complejo. Él está muy complicado y desesperado por un abogado que haga la presentación. En resumen, estamos donde mismo, sabemos que el solo quiere a un profesional que le ayude a agilizar el proceso y así, llegar a un acuerdo en honor a su edad", explica Nancy Godoy, vecina del edificio involucrado y quien lo ayudó desde un inicio.
Por otra parte, don Ricardo, actualmente de 83 años, se encuentra delicado de salud y sin embargo, aún se hace cargo de los cuidados de su esposa, aunque sin dinero y tampoco ayuda de algún estamento.
El octogenario trabajador no pierde la esperanza de poder avanzar en el proceso y llegar a un acuerdo para así descansar.
"El caso no avanza nada, mi jubilación es baja y necesito llegar a un acuerdo, además usted sabe los problemas que tengo, además uno ya está cansado, está viejo", comentó.