Ensimismado en sus problemas, el porteño no piensa en el diseño de la ciudad, pero sufre las consecuencias de su falta de diseño. Tampoco piensa que el mar es una riqueza que le han quitado; piensa en cómo sobrevivir el día a día, llevar el pan a su casa, conseguir un gas para la cocina. Hace 150 años el porteño estaba cargando piedras para ganarle terreno al mar. Estaba haciendo futuro en un trabajo titánico. Hoy en día está vendiendo papel confort y calcetines chinos en cualquier esquina del plan de Valparaíso. El porteño ha sido despedido de hacer futuro. El personaje de este cuadro es un vendedor de hierbas callejero, "bailahuén pa' los hígados". Hay que tener hígado para vivir en el Valparaíso de estos tiempos.

Óleo sobre tela

2021

38 cm x 33 cm