El gonfoterio de Quilpué
Un hallazgo, casi de casualidad, develó que en el sector del estero de la comuna habitaron grande mamíferos hace 10.000 años. Un experto local escribió un libro sobre el descubrimiento.
Por Matías Valenzuela
Don Brus Leguas daba uno de sus cotidianos paseos por Quilpué, en el sector del estero, para recrear la mirada, cuando, al aproximarse al lecho, encontró a un lugareño, don Carlos, aficionado al lavado de oro en ese preciso sector. Brus le buscó la conversación interesado por la actividad que realizaba y el hombre aquel lo invitó a a conocer unos extraños elementos que había sacado del agua, tiempo atrás. Ese encuentro le volaría la cabeza al quilpueíno.
En sus palabras: "Fue una cosa fortuita. Un día voy caminando por el estero, viendo cosas, tratando de empaparme del paisaje. Nos encontramos con un señor que trabaja en el lugar lavando oro, don Carlos. Él nos habló sobre algunas cosas extrañas que había encontrado hace ya un buen tiempo en la circa, la parte inferior del lecho del estero, que es un terreno muy antiguo y donde se encuentra el oro que él buscaba. Nos llevó a su casa y nos mostró en primer lugar lo que eran unas puntas de proyectiles, que se notaban que eran de bastante antigüedad, pero lo más llamativo era un trozo de mandíbula, del lado izquierdo, que muestra cuatro partes de molares y un trozo de defensa, o sea, del nacimiento del colmillo".
Inmediatamente, este historiador autodidacta identificó que estaba al frente de un elemento prehistórico, e incluso enhebró otra teoría: "Su asociación con las puntas de proyectil podría indicar que el animal fue cazado, porque en el mismo nivel se encontraron los casquillos de proyectil, que parecen ser unas puntas de lanza, y una punta de flecha, por el tamaño".
Su instinto estaba en lo correcto, pues se trataba de vestigios de un gonfoterio, un animal que data de la época conocida como megafauna, hace 10.000 años. De colosal dimensión, se asemeja a un elefante, aunque integra un grupo diferente de proboscídeos.
Anteriormente, en el país ya se habían registrado descubrimientos de fósiles de este tipo. Estos hallazgos se concentran en sitios de interacción directa entre megafauna y humanos, lo que refuerza la teoría de que su extinción fue la sobrecaza.
Los dos avistamientos más importantes de restos de gonfoterios se dieron en Quereo, en la Región de Coquimbo, y en la laguna de San Vicente de Tagua Tagua, en la Región de Libertador General Bernardo O'Higgins.
"No siendo especialistas, y no habiendo en Quilpué un lugar apropiado para llevar estos restos, donde se pudieran mantener, y exhibir, se optó por llevarlo al museo Fonck, de Viña", recuerda Brus sobre ese momento, ocurrido en 2015. En efecto, los restos prehistóricos se mantienen en el museo viñamarino hasta el día de hoy.
valle con megafauna
Brus es contador de profesión, pero desde hace un tiempo ha dedicado gran parte de su vida a la historia y la conservación del conocimiento de su comuna. Por años pujó porque el fósil fuera exhibido en un museo histórico en Quilpué, ciudad donde el fósil fue hallado, iniciativa para la cual no ha encontrado apoyo más allá de algunas promesas incumplidas.
No obstante eso, escribió el libro "El gonfoterio de Quilpué" y ha participado en diversos simposios y conversatorios en Chile y el extranjero. El último de ellos fue apenas ayer, de manera remota en colaboración con el Centro de Difusión, Estudios y Publicaciones Kuntur Mallku Chile para conversar del gonfoterio. Asimismo, ha publicado varios documentos y trabajos historiográficos, con la colaboración de la Sociedad de la Estudios Históricos, Arqueológicos y Geográficos de Chile.
"Este valle contuvo una megafauna variada y rica, pero las condiciones climáticas, no ayudaron a que se pudieran conservar otros restos. Estos restos se conservaron porque se fueron hacia abajo, a la circa, y nadie los molestó, nadie hizo nada, hasta que fueron rescatados por este señor, don Carlos, más o menos a la altura del paradero 30", acota.