La pasión caturra de Mauro Viana Presidente Sociedad de Folclor Chileno
Por Yvaín Eltit
En la vasta gama de futbolistas nacionales, contados son aquellos que viven la camiseta como su pasión de vida. Es el caso que abordamos hoy. Mauricio Alejandro Viana Caamaño nació el 14 de junio de 1989 en Sao Paulo, Brasil. Arribó a Chile siendo muy niño junto a su madre, la señora Juana Luz, a quien define como "su gran complemento".
El término caturro es propio de nuestro folclor futbolero; refiere a cotorras o loros pequeños. Aquel verde característico determina a quienes integran el club de deportes Santiago Wanderers, fundado el 15 de agosto de 1892 en Valparaíso, razón por la que se le conoce como "Decano del fútbol chileno". Además es de los más antiguos del continente.
Es imposible entender el imaginario porteño sin este equipo, el cual ha sido la casa deportiva de Mauro, siendo capitán antaño y todo un ícono. De pequeño jugaba en clubes barriales como Lautaro y Leones en Limache (provincia de Quillota). Posteriormente ingresará, a los doce años, a Wanderers. Al respecto recuerda: "Me levantaba muy temprano, estudiaba todo el día, tardaba hasta dos horas y media en llegar a los entrenamientos, los que eran de cuatro a seis de la tarde, llegaba de noche a mi hogar a dormir prácticamente".
En su calidad humana es equiparable con figuras como Elías Figueroa Brander (1946) o Mario "Gato" Osbén Méndez (1950-2021). A los diecisiete años firmó su primer contrato profesional, trayectoria que lo lleva a integrar planteles como Unión Quilpué (2008) y Santiago Wanderers (2008-2016, 2018 a la actualidad) en Chile; Jaguares de Chiapas (2016), en México; y Sporting Cristal (2017), en Perú.
De sus cábalas personales Mauro manifiesta que utiliza la misma ropa toda la semana para mantener la racha ganadora. Al conversar con él te das cuenta de ese sentir desbordante que transmite a flor de piel por nuestro querido puerto. Confiesa: "No es de extrañarnos que la pasión trasciende, Wanderers es Valparaíso y la mitad de Viña del Mar".
Con ese 1,83 metros de estatura, guía e incentiva a las divisiones menores del club, tal como él comenzó hace más de dos décadas, siendo un arquero brillante y convirtiéndose en referente regional, aunque siempre con los pies en la tierra.
Esta experiencia tanto física como espiritual lo ha motivado para proyectarse como técnico, e igualmente en desafíos más intelectuales, rompiendo el esquema como solamente él lo sabe hacer.