Folclor en tiempos o'higginianos Presidente Sociedad de Folclor Chileno
Por Yvaín Eltit
La victoria sobre las huestes españolas en la Batalla de Chacabuco el 12 de febrero de 1817, sumado al retorno de los prisioneros del Archipiélago Juan Fernández, motivó al político Juan Enrique Rosales Fuentes (1780-1825) a ofrecer un banquete de ensueño para el general José de San Martín y Matorras (1778-1850) y el ejército libertador.
En "Recuerdos del pasado" (1882), el estadista Vicente Pérez Rosales (1807-1886) relata: "Ninguno de los más selectos manjares de aquel tiempo dejó de tener su representante sobre aquel opíparo retablo, al cual servían de acompañamiento y de adorno, pavos con cabezas doradas y banderas en los picos; cochinitos rellenos con sus guapas naranjas en el hocico y su colita coquetamente ensortijada, jamones de Chiloé, almendrados de las monjas, coronillas, manjar blanco, huevos chimbos y mil otras golosinas".
Un año después, en 1818 se firma el acta de Independencia de Chile en la Plaza de Armas de Santiago con una refulgente "Bandera de la Estrella Solitaria". Cuenta la leyenda que su diseño fue encargado en octubre de 1817 por el Director Supremo Bernardo O'Higgins Riquelme (1778-1842) en persona a su ministro de Guerra, José Ignacio Zenteno del Pozo y Silva (1786-1847), y al ingeniero militar y banquero español, Antonio Arcos y Arjona (1762-1851), siendo confeccionada por la heroína patriota María Dolores Prats Urízar (1775-1834).
Bordada en seda de doble faz, raso opaco color celeste, rojo y blanco, encima del campo azul destaca una estrella blanca de cinco puntas, al girarla a la izquierda distinguimos otra estrella de ocho puntas, ambas rodeadas con lentejuelas. Según el filósofo Gastón Soublette Asmussen (1927), este juego de astros sería un "guñelve" (símbolo geométrico mapuche), lo cual respondía a la cercanía de O'Higgins con este pueblo originario, cuyo ícono habría llamado la "estrella de Arauco". Su tamaño es de 143 cm (largo) por 240 cm (ancho), precedente que refleja la razón áurea (número de oro), usada estratégicamente en algunas piezas textiles y nos aproxima al profundo detallismo de O'Higgins y sus cercanos. Este tesoro es custodiado por el Museo Histórico Nacional.
Era habitual el afamado "sarao", cuya etimología viene del latín seranum (tarde), fiesta donde participaban civiles y uniformados, duraba hasta el alba en lugares de esparcimiento, conocidos como "chinganas", se bebía y degustaban delicias, practicándose los bailes de oletas, cuandos y sajuriana, aunque poco a poco se popularizó una danza llegada desde Perú: la zamacueca.