La abnegada labor de un médico en comunidades rurales
Dentro de la región, existen sectores alejados, con poca cobertura de salud o dificultades de acceso, donde los pacientes reciben la visita del médico Tomás Lagomarsino. Muchos lo llaman "el doctor del pueblo".
Por Mirian Mondaca | Fotos de Álvaro Camacho
Interminables calles de tierra, colinas con un solitaria casa en lo alto y humildes viviendas levantadas a pulso por sus propios moradores son parte del panorama con el que se encuentra el doctor Tomás Lagomarsino Guzmán cada vez que, provisto de su inseparable bolso-botiquín, llega hasta algunos de los lugares más apartados de la Región de Valparaíso para realizar operativos médicos gratuitos a domicilio.
Hace cerca de cinco años que comenzó con esta iniciativa propia, la que, pese a su carga laboral como trabajador del Cesfam Marco Maldonado de Viña del Mar y otras ocupaciones, ha mantenido. Tampoco la pandemia logró derribar su ímpetu por llevar atención de salud a aquellas localidades rurales donde acceder a algún centro asistencial se vuelve toda una odisea.
La pandemia golpeó de cerca a este joven doctor de solo 31 años, porque además de ser testigo en su trabajo de la aflicción de pacientes y sus familias, él mismo se enfrentó al proceso de estar hospitalizado por COVID-19. Lejos de amilanarlo, esto reafirmó su convicción de que el propio sistema de salud y el modelo de sociedad en Chile tiene evidentes desigualdades, y que él podía continuar siendo un aporte en ese sentido.
Hoy, con todas las medidas sanitarias preventivas, sigue recorriendo desde Concón hasta San Antonio, incluyendo también zonas de Limache, Llay Llay y Catemu, llevando a cabo sus atenciones médicas gratuitas.
Llegar a tiempo
El apartado sector El Yeco, en la comuna de Algarrobo, es uno de aquellos lugares donde sus habitantes cuentan los días para que "el doctor del pueblo", como incluso ha sido llamado cariñosamente por sus pacientes, llegue a entregar atención. Allí solo existe una posta rural, con presencia de médico dos a tres veces por semana y que además está a cerca de media hora de distancia.
"De acá hasta la posta son unos veinte a treinta minutos caminando. En este sector son pocas las personas que tienen vehículo, y aparte en este sector no tenemos luz ni agua, es un sector rural bien alejado de Algarrobo, somos el patio de atrás", lamenta Altamira Banda, vocera de la Comunidad Chango I'afken'che Tralka Lafken Familia Azócar, hasta donde llega Lagomarsino para realizar sus atenciones, aprovechando sus días libres de su turno en su trabajo como médico en el sistema público de salud.
Mientras en medio de esta extensa jornada el médico atiende a uno de sus pacientes, la otra vocera de la comunidad, Fabiola Azócar, aprovecha de remarcar la dificultad que reviste para ellos acceder a atención de salud. Aquello lo explica de una forma muy gráfica: "De aquí al tomar la micro hay media hora caminando y de ahí para tomar la micro unos 15 minutos más. De ahí de la micro a Algarrobo, unos veinte minutos más, es como una hora para llegar por lo menos (hasta el Cesfam de Algarrobo). Ahí, depende de lo que uno tenga, la mandan al Hospital de San Antonio".
Estas dificultades para ser atendidos en los recintos asistenciales, debido a las distancias o disponibilidad de profesionales, además de otras limitantes como lo son las de acceso al agua o electricidad, penan en sectores rurales como este. De hecho, en varias ocasiones Lagomarsino ha llegado justo a tiempo para evitar complicaciones mayores en el estado de salud de varios pacientes.
En estos años que lleva realizando las atenciones, comenta Lagomarsino, "hemos diagnosticado muchas hipertensiones, muchas diabetes, incluso pacientes con cáncer, que no habían consultado en este período de tiempo porque no han ido al hospital. Nosotros llegamos, empezamos a hacer la investigación, les pedimos los exámenes complementarios y hemos diagnosticado cáncer".
En varios casos hay pacientes a los que tres o cuatro meses después de que han sido atendidos por el médico les llega la interconsulta. Así, la labor de Lagomarsino ha servido para agilizar un poco el proceso "porque ya van con todos los exámenes, entonces se gana un tiempo y eso la gente lo agradece. Son pequeños aportes, pero multiplicados por muchos lugares", comenta sobre su trabajo, que se convierte en un apoyo a la labor del sistema público de salud.
En el caso de esta comunidad de El Yeco, uno de los pacientes de mayor cuidado es un adulto mayor postrado hace cinco años tras sufrir un accidente vascular luego de episodios de alza de presión.
Fabiola Azócar justamente es quien cuida a Juan, que es su tío y que justamente tiene un hermano que también sufre de hipertensión y que no había sido tratada oportunamente. Ahora ambos son atendidos por Lagomarsino, el primero para sobrellevar de mejor forma las consecuencias de no poder caminar y el segundo, para evitar un accidente vascular.
"Acá está el caso de don Juan, que es electrodependiente, ahora están con panel solar (que fue adquirido gracias a una campaña solidaria entre los cercanos), pero inicialmente ellos estaban con un generador, pero gastaba mucha bencina (...) Uno dirá la salud es la salud, pero la salud está inserta en todos los temas. Por ejemplo, que ellos no tengan electricidad aquí influye. Por ejemplo, una paciente que vi hace poquito es muy probable que de aquí a un par de años más tenga que ocupar insulina, pero ¿dónde va a guardar esa insulina? porque tiene que estar refrigerada", devela el médico.
sectores rurales
En estos amplios recorridos por la región que inició cuando era estudiante de Medicina y que prosiguió después de que dio origen a la Fundación Equidad Chile, Lagomarsino ha logrado interiorizarse de muchas de las necesidades de las comunidades de la zona, como por ejemplo, sobre lo que ocurre en otra localidad con sectores rurales, como Quintay.
"Quintay no tiene ambulancia, tiene una posta que uno diría que no permite hacer un rescate de un paciente adecuado y también considerando que es un balneario importante. Por ejemplo, en toda la costa de Quintay no hay ningún desfibrilador automático, un DEA, que se supone que deberían haber muy disponibles. En salud hay necesidades en todas partes y yo creo que nosotros recorriendo la región las hemos conocido bastante bien", comenta con preocupación el médico.
En plena previa de Fiestas Patrias, mientras la mayoría de las personas piensa cuántos asados se comerá o cuanta chicha tomará, Lagomarsino no olvida su esencial labor como profesional de la salud y ya planifica las próximas jornadas de operativos rurales, las que combina con su trabajo en el sistema público y con su naciente candidatura a diputado por el distrito 7 de cara a las elecciones de noviembre.
En este desafío político que acaba de asumir como independiente, claro está, las temáticas en torno a la salud tendrán un lugar central. De hecho, entre otras cosas, propone unificar las letras que actualmente son cuatro A, B, C y D, para eliminar las diferencias entre quienes están afiliados al Fondo Público de Salud. "La salud es un derecho y por lo tanto debemos ir eliminando las diferencias que existen hoy en el Fondo Público de Salud", recalca.
Es jueves, el reloj marca casi las 20:00 horas y el sol ya desaparece, pero "el doctor del pueblo" sigue con sus atenciones en El Yeco. Es lejos y debe aprovechar al máximo la jornada de operativo médico rural, ningún paciente puede quedar sin ser atendido, esa es su meta. Que caiga la noche no es problema para él, es más, confiesa que varias veces estas largas jornadas se han extendido más allá de la medianoche. La salud no puede esperar.
"En salud hay necesidades en todas partes y yo creo que nosotros recorriendo
la región
las hemos conocido bastante bien"