Las tres Fiestas Patrias
En los inicios de la República, los festejos por la Independencia Nacional eran el 12 de febrero, el 5 de abril y el 18 de septiembre.
Por Juan Guillermo Prado
El año 2016, el senador Francisco Chahuán presentó un proyecto de ley que señaló: "Establézcase como feriado nacional el 12 de febrero de cada año, Día de la Proclamación de la Independencia de Chile". En sus fundamentos, indicó: "La verdadera Independencia de Chile, se proclamó y juró formalmente el día 12 de febrero de 1818, en la ciudad de Talca cuando el Libertador General Bernardo O'Higgins se reunió con José de San Martín y se firmó el Acta de Juramento de la Independencia, que suscribieron el mismo O'Higgins, Miguel Zañartu, Hipólito de Villegas y José Ignacio Zañartu. En esa misma fecha, pero en Santiago, se presentó el nuevo y actual pabellón patrio, tricolor con la estrella solitaria".
Y tiene razón. Cuando el 18 de septiembre de 1810 se convocó a los vecinos de la ciudad de Santiago a la Primera Junta de Gobierno, no fue precisamente con el propósito de lograr la liberación de nuestra patria de la monarquía hispana.
El objetivo, como ocurrió en otras naciones de América hispana, fue contar con un organismo colegiado de gobierno que defendiera los intereses del pueblo y continuar fieles al rey Fernando VII, prisionero por la invasión de las tropas napoleónicas al territorio español.
La primera ley que se dictó el 21 de febrero de 1811, tuvo como objeto abrir al comercio libre los puertos del país. Allí se señaló: "La Junta Provisional de Gobierno que a nombre del señor don Fernando VII manda este reino…".
Sin embargo, paulatinamente se fueron imponiendo las posiciones libertarias. Los patriotas fueron derrotados en Rancagua y exiliados en territorio cuyano. En 1817 emprendió su marcha el Ejército Libertador que, tras cruzar la cordillera de los Andes en la cuesta de Chacabuco, el 12 de febrero de 1817 triunfó sobre las tropas españolas, en la que sería quizás la batalla más importante del período de la emancipación nacional.
Mientras O'Higgins se encontraba al mando de las tropas patriotas en el sur del país, en Santiago se desempeñaba Luis de la Cruz como Director Supremo Delegado. El 7 de febrero de ese año, con el objeto de celebrar el aniversario de la batalla de Chacabuco, dictó un reglamento que ordenó que el día 12 de ese mes, antes de que apareciera el sol, en la Plaza Mayor, actual Plaza de Armas, se colocaran las tropas.
Cuando el primer rayo iluminara la ciudad, se efectuaría una triple salva de cañones y repicarían las campanas de las iglesias. Luego los alumnos de las escuelas con sus profesores debían cantar al pie de la bandera himnos patrióticos.
Un Juramento
En la plaza se erigió un tablado donde se leyó el acta de la Independencia y se hizo el siguiente juramento: "Juráis a Dios, y prometéis a la Patria con la garantía de vuestras fortunas, honor y vida sostener la presente declaración de Independencia absoluta del Estado chileno, de Fernando VII, sus sucesores, y de cualquiera otra dominación extraña…".
Luego señalaba el reglamento que se arrojarían al pueblo medallas que recordarían el solemne acto.
Al día siguiente se debían realizar nuevos juramentos públicos en diversos lugares de Santiago, para finalizar con un solemne Te Deum en la iglesia Catedral.
El 14 de febrero las tropas tenían que estar estacionadas en la Plaza Mayor y las autoridades tendrían que concurrir a una misa de acción de gracias en la Catedral. Finalizaba el reglamento ordenando que durante seis noches se prendieran fuegos artificiales y que las calles debían adornarse. Curiosamente, nada se decía de lo que ocurriría en los pueblos y villas dispersos por el territorio nacional.
otro reglamento
El día 5 de febrero de 1821, Bernardo O'Higgins dictó, con acuerdo del Senado, un nuevo reglamento para la celebración de la Independencia. Allí se determinó que entre los días 11 y 13 de febrero serían de fiesta cívica; que los hombres deberían llevar en el sombrero la escarapela tricolor; y que el día 11, a las cinco y media de la mañana, una salva de artillería y un repique general de campanas anunciarían al pueblo el comienzo de los tres días de fiesta cívica, tras lo cual se izarían el pabellón patrio en todas las casas y oficinas, adornándose las calles con arcos triunfales.
A ello se sumaban el Te Deum, la clásica parada y diversos actos que concluían el día 13 con la reunión en el Palacio de Gobierno del Director Supremo y los miembros del Senado para otorgar honores y galardones a personas destacadas.
En los pueblos la regulación era más simple y consistía en repiques de campanas y salvas de artillería, cuando hubiera regimientos en el lugar.
En estas celebraciones no faltaba el vino y bailes como el minuet, la gavota, el vals y la cuadrilla, en los sectores aristocráticos, y en el pueblo era popular la zamba; más tarde se introdujo la zamacueca, que se transformó en la cueca, nuestra danza nacional.
En pueblos y ciudades se levantaban fondas y ramadas. O'Higgins en 1818 quiso prohibirlas en tiempos de Navidad y en 1836 el ministro Portales las proscribió en cualquier época del año, pero han sobrevivido hasta ahora, a pesar de la pandemia. Pero no dejó de asistir a las chinganas, tabernas populares que en la época estaban en La Chimba, al norte del río Mapocho.
En Valparaíso se celebraba especialmente en el sector del Almendral y un 18 de septiembre de 1856 se inauguró el primer sistema de alumbrado público, con 700 faroles alumbrados con gas.
Cañonazos y Repiques
¿Por cuánto tiempo se realizaron estas primeras fiestas patrias? Es un misterio. En 1823 O'Higgins abdica y va al exilio en tierras peruanas. Más tarde, un decreto firmado por Ramón Freire, Director Supremo, en 1823, señaló que las fiestas nacionales serían el 12 de febrero, por la batalla de Chacabuco; el 5 de abril, por la batalla de Maipú; y el 18 de septiembre, por la Primera Junta de Gobierno.
En 1832 una nueva norma legal señaló que las fiestas nacionales serían el: 12 de febrero y 18 de septiembre. Finalmente, Diego Portales promulgó, el 8 de febrero de 1837, un decreto determinando que la celebración del 12 de febrero se reduciría solo a una salva de 21 cañonazos en las plazas y pueblos donde hubiere regimientos de artillería y repique general de campanas a las doce del día.
En las casas se ordenaba izar el pabellón patrio y las calles debían permanecer iluminadas durante toda la noche. O'Higgins estaba en el exilio y las batallas de Chacabuco y Maipú eran solo un recuerdo.
Marcos López Ardiles, expresidente de la Academia de Historia Militar y actual vicepresidente de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, señala: "Las dos primeras fechas recuerdan dos victorias memorables -Chacabuco y Maipú- y el 12 de febrero conmemora también la Declaración de Independencia, documento formal emitido en 1818 mediante el cual Chile anunciaba a sus habitantes y a todas las naciones que se independizaba de la corona española y que emergía como un Estado autónomo. Sin embargo, el 18 de septiembre alude a la convocatoria de la Primera Junta de Gobierno, que en 1810 se instaura como órgano gubernamental conformado por criollos, con el fin de administrar el país mientras el rey Fernando VII se encontrase cautivo. Esa Junta de Gobierno es la primera expresión de autonomía; ahí está el primer destello de libertad, y por eso el mérito de su conmemoración que me parece adecuado".
Tras la abdicación, O'Higgins, según la prensa de la época, fue muy impopular, y podría haber sido esta la causa de la eliminación de los feriados de febrero y abril, ya que estuvo involucrado en ambas fechas.
No creo que haya sido el motivo. O'Higgins terminó siendo políticamente impopular entre la aristocracia y los penquistas, encabezados por Ramón Freire, pero pienso que nadie dejaba de reconocer sus condiciones de soldado valiente hasta la temeridad. Tenía él verdadera vocación por el combate en la primera línea como en El Roble, Rancagua, Chacabuco y Cancha Rayada.
Más allá de la abdicación de O'Higgins, el aniversario de Chacabuco en febrero y de Maipú en abril fueron siempre fechas de gran recordación, sumándose años después el aniversario de la batalla de Yungay, cuyo himno era considerado la segunda canción nacional: "Cantemos las glorias del triunfo marcial, que el pueblo chileno obtuvo en Yungay".
parada militar
Uno de los actos más relevantes de las Fiestas Patrias sucede el día 19 de septiembre, fecha de las Glorias del Ejército, cuando se realiza la Parada Militar. Pero esta conmemoración se fijó por una ley de 1915, ¿antes qué ocurría?
En vez de la Parada Militar como la conocemos hoy, había desfiles y presentaciones militares en la mayoría de las ceremonias republicanas. Incluso los entrenamientos de combate realizados en el Campo de Marte, en el actual Parque O'Higgins, eran presenciados por numeroso público. Los desfiles militares en dicho parque comienzan en 1896.
El actual formato de la Parada Militar es un legado de los instructores militares alemanes, que estuvieron encabezados por Emilio Körner. Me parece que en pocos países del mundo existe un lugar especial para la Parada Militar, como lo es el Parque O'Higgins. Un verdadero "desfilódromo", concluye nuestro entrevistado.
Mañana volverán los uniformes y las marchas y como desde el siglo XIX nuevamente tendremos Parada Militar. Solo se suspendió el 11 de septiembre de 1973 y el año pasado como consecuencia de la pandemia fue sustituida por una escueta ceremonia en el patio Alpatacal de la Escuela Militar.