Política y religión, mala combinación
Dos nombres destacados están detrás de la serie argentina "El reino": el guionista y director Marcelo Piñeyro, realizador de películas como "Plata quemada", "Tango feroz", "Caballos salvajes", "Kamchatka" y otras; y Claudia Piñeiro, guionista y escritora, autora de libros best sellers como "Las viudas de los jueves" y "Tuya".
Con estos créditos, era sentarse y esperar una producción de alto nivel. Pero el resultado de "El reino", hay que decirlo, deja bastante que desear.
La serie toca un tema de total actualidad: los vínculos entre religión y política, algo que en América Latina vemos cada vez más a menudo en diversos procesos eleccionarios.
La acción arranca en el acto del cierre de campaña de la fórmula que postula a la presidencia de Argentina, con Armando Badajoz, un exitoso empresario, como candidato a presidente, y el pastor Emilio Vásquez Pena, como vicepresidente. Vásquez, por cierto, es el líder de la Iglesia del Reino, una popular congregación evangélica que tiene miles de seguidores y que lo ha llevado a meterse en la arena política. Pero durante el acto ocurre lo inesperado: un hombre armado con un cuchillo sube al escenario y asesina a Badajoz delante del público.
De allí en adelante, comienzan a aflorar los hilos de la trama política y familiar que se esconde detrás de la campaña. El pastor Vásquez se muestra como un hombre devoto, movido por la fe y siempre acompañado de su esposa, también pastora, y de sus hijos. Su iglesia hace obras de caridad, como orientar y rehabilitar a los presos y mantener un hogar para niños vulnerables. Pero detrás de esta fachada impoluta, rápidamente van apareciendo las grietas: dineros mal habidos, luchas de poder y abusos.
Por otro lado, la campaña es manejada por un siniestro personaje en las sombras, Rubén Osorio, cuyas acciones revelan todas las intrigas y artimañas para hacerse del poder político en un país. Aunque algo estereotipado, este personaje termina siendo el más interesante de la serie, pues nos propone siniestras formas de manipulación social de las que pocas veces estamos conscientes.
Pese a lo interesante que suena la trama, "El reino" hace agua en varios aspectos, partiendo por la forma maqueteada en que se construyen los personajes, lo que le quita verosimilitud y naturalidad al desarrollo de la trama. Los diálogos son estirados, las vueltas de tuerca del guion resultan truculentas y las actuaciones son de regulares hacia abajo. "El reino" no sorprende ni conmueve, más bien nos deja con la sensación de ser un relato algo caricaturesco de la religión evangélica y que no se adentra del todo en el espacio de la política.