N.E.

Los resultados de numerosos estudios coinciden en lo mucho que la pandemia ha deteriorado la salud mental de personas en todo el mundo y el caso de los chilenos está entre los más serios. De hecho, hace sólo un par de meses un estudio del Foro Económico Mundial arrojó que el 56% de los chilenos creía que su salud mental había empeorado desde la llegada del COVID-19.

En esta época muchas personas también se enfrentan al Trastorno Afectivo Estacional (TAE), que de acuerdo con la psiquiatra infantojuvenil de la Universidad de Chile, Macarena Espinoza, "tiene que ver con la disminución de la luminosidad con el cambio de estación, en otoño invierno, y podría producir cambios en el ánimo y un aumento de apetito, entre otros síntomas".

De este modo, el TAE puede confundirse fácilmente con la depresión y además, según Clínica Mayo, antecedentes familiares de depresión -o del mismo TAE- también hacen a ciertas personas más susceptibles de padecerlo. Pero, ¿cómo se puede diferenciar entre depresión y TAE?

La química farmacéutica de Farmacias Ahumada, Paula Molina, explicó que generalmente el TAE aparece después de los 20 años, siendo mucho más común en mujeres que en hombres. Del total de la población femenina mundial, se estima que entre el 5% y el 7% tiene TAE.

El diagnóstico entre este trastorno y una depresión se basa en la exclusión, descartando otras formas de depresión que pueden manifestarse también durante el invierno pero que no obedecen, solo y necesariamente, a factores biológicos como en el caso del TAE. Asimismo, se hace hincapié en que este estado de ánimo debe presentarse por más de una semana y durante dos años seguidos en la época invernal, pasándose al llegar la primavera.

Lo mejor para disipar las dudas es acudir a un profesional y de tratarse de TAE, muchos sugieren un tratamiento llamado fototerapia, que se puede realizar en centros médicos, aunque también ayuda exponerse al sol durante 15 a 30 minutos (con fotoprotección) o cerca de una lámpara por hasta 45 minutos. "Esta práctica ayudaría a la secreción de melatoni", explicó.

Alcachofas para picar

Es cierto, aunque ya es la época, no se han visto tantas alcachofas en ferias, supermercados e incluso puestos callejeros en comparación con el año pasado. ¿Será esto también producto del COVID-19? Vaya a saber uno, pero ojalá que la cosa cambie en las semanas que vienen, porque las alcachofas son relativamente económicas y muy sabrosas. Los chilenos solemos consumir esta planta (porque es una planta) en esa típica entrada en que se sirven frías -previamente cocidas- y uno le va sacando sus hojas -una a una- para luego untarlas en un aliño a base de limón, vinagre o derechamente en mayonesa (cosa de gustos). Y como premio final, se consume el corazón de la alcachofa. Es muy rica esta forma de comerla, pero lo cierto es que hay muchas más maneras.

De hecho, en este mismo espacio, en años anteriores, hemos compartido recetas en que la alcachofa se usa como insumo para guisos, sopas y arroces. Incluso más, en la mayoría de los países donde se consume la alcachofa esto se hace en recetas calientes durante los meses de invierno, lo que deja a nuestra modalidad de comerlas frías y deshojándolas una a una en una costumbre que solo es popular en países como Chile y Perú. Pero ya que estamos en fechas cercanas a las vacaciones de invierno y con mucho fútbol que ver a través de la televisión, también se podría sugerir usar las alcachofas como parte de un picoteo. ¿Es posible? Claro que sí y por lo mismo es lo que se propone en la receta de hoy, una manera distinta de consumir alcachofas y de paso se deja en evidencia que lo que uno pica mientras mira la tele o simplemente flojea puede ser también saludable.

por Álvaro Peralta / @dontinto

Ingredientes

(Para cuatro personas)

-5 alcachofas cocidas

-4 huevos

-1 pan rústico

-1 diente de ajo pelado

-1 limón

-sal, nuez moscada

-aceite de oliva

Deshojar cada alcachofa y -con una cuchara- sacarles toda su carne y reservarla. En un bowl grande, batir los huevos y agregarles una pizca de sal más solo un toque de nuez moscada recién rallada. Mezclar los huevos con la carne de las alcachofas y calentar un sartén de superficie antiadherente con aceite de oliva. Cocinar la tortilla cuatro a cinco minutos por lado (ayudarse con un plato para darla vuelta), ya que la idea es que quede algo cremosa en su interior. Ya lista, dejarla reposar y mientras tanto tostar rodajas gruesas de pan. Refregar las tostadas con el diente de ajo y ponerle encima a cada una un trozo de tortilla más unas gotitas de limón. Bonus track: reservar los corazones de alcachofa (no usarlos en la tortilla) y servirlos después rellenos con salsa tártara más un chorrito de aceite de oliva y unas gotitas de jugo de limón.

Pinchos de tortilla de alcachofa

Cerca de la mitad de los mayores de 80 años necesitan una segunda dosis de la vacuna Pfizer para lograr la máxima neutralización del virus, dice un estudio que publicó Nature. Los resultados del sondeo, donde participaron 140 personas, tiene, según la revista, "importantes implicaciones para el despliegue del programa de vacunas". Esto, porque debido a la escasez algunos países han ampliado el intervalo de tres semanas entre las dosis a doce semanas. El equipo de la U. de Cambridge comparó la respuesta inmunitaria tras la vacunación en mayores de 80 años y gente más joven. Tres semanas tras la primera dosis, una menor proporción de mayores de 80 alcanzó títulos de neutralización adecuados en comparación con el otro grupo.