El presente de los diaguitas
Es un pueblo originario que se extendía entre las regiones de Atacama y Coquimbo y más allá de la cordillera andina. Hoy, mayoritariamente viven en la comuna de Alto del Carmen.
Por Juan Guillermo Prado
Los diaguitas ocuparon el territorio de las regiones de Atacama y Coquimbo. Su población se extendía más allá de la cordillera de los Andes. Actualmente están dispersos en diversas provincias de Argentina, como Salta, La Rioja, Tucumán o Santiago del Estero. Sin embargo, en nuestro país están relegados principalmente a la comuna de Alto del Carmen, en la Región de Atacama, aunque hay comunidades en diversos lugares de dicha región.
Más al sur, existe en el valle de Elqui la localidad de Diaguitas, situada en la comuna de Vicuña, y hay dos comunidades: Canihuante, en la comuna de Paihuano, y en el pueblo de Chalinga, en la comuna de Salamanca.
Cuando llegaron los españoles, los diaguitas formaban parte del Imperio Incaico. Se caracterizaban por su estupenda variedad de objetos de cerámica. En su territorio se fundó la ciudad de La Serena, en 1544, pero cinco años más tarde fue destruida por un ataque indígena, que mató a gran parte de los españoles e incendió el poblado.
En 1549 fue refundada y años después en el yacimiento minero de Andacollo, en el hueco de un tronco, un indígena encontró una imagen de la Virgen María, escondida por los españoles seguramente por los ataques aborígenes a La Serena.
En 1580 aproximadamente comenzó el culto a la Virgen de Andacollo que se extiende hasta nuestros días, con la participación de bailes "chinos", formados inicialmente por nativos diaguitas, expresión de origen quechua que significa servidor.
Indígenas Promonárquicos
En esta última localidad sucedió un hecho insólito: un grupo de indígenas se rebeló contra el gobierno de O'Higgins apoyando la causa monárquica. Los hechos ocurrieron el 20 de marzo de 1818.
Tomás Echavarría, gobernador de Illapel, así relató los hechos: "El jueves Santo a las ocho del día, hallándose este vecindario en misa en la Iglesia de Santo Domingo, nos asaltaron los indios del pueblo de Chalinga sublevados, al mando de Francisco Carbajal y de Vicente Paillante, y encontrándonos todos dentro de la dicha Iglesia, entraron a ella con lanzas, garrotes, estoques y otras armas de esta naturaleza, descargándolos por donde podían sin exceptuar a sujeto alguno. Salieron heridos muchos, pero gravemente el capitán don Francisco Javier Monardez y don Juan Agustín Romero y a estos y los demás sujetos visibles, y hasta los sacerdotes, nos condujeron a la cárcel con la gritería de viva el Rey y mueran todos los patriotas; y sacando de ella la recluta que tenía pronta para remitir a VS, nos aseguraron con prisiones dándonos la sentencia de degüello. La plebe de esta villa se reunió con ellos a la voz del saqueo, y se ocuparon en éste y en conducirnos reos a la cárcel nuestra".
Luego de una semana de enfrentamientos los indios de Chalinga fueron vencidos por las fuerzas que organizó Francisco José Irarrázaval, marqués de Pica. Cuatro líderes de los aborígenes rebeldes fueron acusados de alta traición y otros delitos, siendo condenados a muerte.
comunidades
Con el mestizaje, los diaguitas fueron asimilándose a la cultura dominante y, según el último censo de población realizado el año 2017, las actuales comunidades diaguitas territorialmente están en la cuenca del valle del río Tránsito y sus afluentes, sector que pertenece a la comuna de Alto del Carmen, en la provincia de Huasco, Región de Atacama.
Dispersos por el territorio nacional, son el tercer pueblo originario por el número de sus habitantes. Según el censo de 2017, esta etnia es cuantitativamente la tercera en número de habitantes en el país. Su población total es de 88.474 personas, de las cuales son hombres 43.360 y mujeres 45.114.
Allí predominan apellidos como Campillay, Tamblay, Eliquitay, Cayo, Sulantay, Pauyantay, Seriche y Liquitay. La actual Presidenta del Senado, Yasna Provoste Campillay, es descendiente de este pueblo.
El sabio polaco Ignacio Domeyko, quien fuera rector de la Universidad de Chile, escribió sobre los diaguitas: "Ya entre las montañas, en una grieta continental permanece de los tiempos precolombinos el reducto indio Huasco Alto, cuyos habitantes conservan el color y las facciones de los americanos primitivos, aunque olvidaron ya el idioma y las costumbres".
identidad
Los diaguitas no fueron incluidos en el texto original de la ley N° 19.253, de 1993 que estableció normas sobre protección, fomento y desarrollo de los indígenas. Solo el año 2006 se reconoció la existencia y atributos de los aborígenes diaguitas.
El 8 de agosto de 2002 se presentó en la Cámara de Diputados una moción para reconocer a esta etnia como pueblo originario. En otros considerandos en el proyecto de ley se indicó: "En la Región de Atacama existen desde hace muchos años, una serie de iniciativas surgidas desde la sociedad civil, que dicen relación con la recuperación, promoción y fomento del patrimonio cultural diaguita, que se han manifestado en otros fenómenos, en un creciente impulso a la asociatividad de los hombres y mujeres que se sienten dignos descendientes de la etnia diaguita, la cual, pese a que hay una opinión distinta de la academia, sigue viva, como fenómeno cultural y antropológico".
"Lo anterior, sin embargo, se desmiente por el profundo sentido de identidad y pertenencia con esta etnia, que tienen hombres y mujeres de la Región de Atacama, que se definen a sí mismos como diaguitas, que se asocian para recuperar y actualizar las tradiciones perdidas, para aprender, de boca de sus mayores y apellidos de la lengua originaria que persiste y se niega a morir, pese a la transculturización y a la hegemonía de la cultura hispánica".
El Olivar, un Sitio Arqueológico
Paola González, arqueóloga y abogada indigenista de la Universidad de Chile, quien ha estudiado aspectos culturales y simbólicos del arte diaguita durante 25 años, señala: "La llegada de Diego de Almagro al norte chico, en el año 1536, dio inicio a un proceso desarticulación cultural del pueblo diaguita. Durante la Conquista y la Colonia fueron obligados a trabajar en labores mineras y agrarias, distribuidos en encomiendas. Sin embargo, se mantuvieron importantes pilares de la identidad diaguita, principalmente al interior de los valles que integran su territorio. Prácticas como agricultura tradicional, manufactura alfarera, telares de palo enterrado, así como prácticas religiosas sincréticas como los bailes chinos. Actualmente, asistimos a un proceso de revitalización de su cultura, conformándose comunidades diaguitas en los valles de Choapa, Limarí, Elqui y también Copiapó.
¿Quedan vestigios que procedan del extinto lenguaje diaguita denominado cacán?
-En mi opinión personal es que no existen evidencias convincentes acerca de que el idioma que hablaron los diaguitas chilenos fuera el cacán. Se trata de una lengua del noroeste argentino del cual solo existen antecedentes rudimentarios, no existe siquiera un diccionario. El historiador Herman Carvajal analizó toda la toponimia de los valles Elqui, Limarí, Copiapó y Choapa, encontrando solo vocablos quechuas y mapuches. Comparto la tesis del historiador Patricio Cerda que postula que los diaguitas hablaron un proto mapudungún, incorporando posteriormente el quechua durante su integración al Imperio Inca.
-El culto a la Pachamama ¿tiene o tuvo alguna importancia entre los diaguitas?
-La investigación arqueológica del sitio El Olivar, en La Serena, que hemos dirigido junto al arqueólogo Gabriel Cantarutti, ha revelado importantes antecedentes acerca de los aspectos simbólicos e ideológicos del pueblo diaguita. En los contextos funerarios se percibe un quiebre en la división dicotómica entre sujetos y objetos, entre naturaleza y cultura. Existe una relación física muy estrecha, una suerte de abrazo entre humanos y camélidos, dedicándole a los animales las ofrendas. Estos gestos nos llevan a pensar que estas comunidades percibían a la naturaleza como una entidad sintiente.