Escritor cruzado lanza libro de cuentos de la UC
"Las cosas que hice por la Cato", de Joaquín Escobar, es una colección de relatos que recoge la pasión de un hincha desde la memoria, la nostalgia y el humor.
Redacción - La Estrella de Valparaíso
"Un libro de cuentos escrito por un hincha": así define Joaquín Escobar su más reciente publicación, "Las cosas que hice por la Cato", un libro de relatos recientemente publicado por Editores Provincianos y que recoge, desde la ficción -aunque con mucho a de la propia experiencia- los puntos de vista de un hincha de la UC.
"Es un espejo en el que se verán identificados todos los fanáticos de la UC. El texto transita por diversos lugares, con distintos protagonistas, narradores y escenarios. En los relatos hallamos cruzados irracionales que recuerdan goles épicos (como el del Pájaro Gutiérrez a Colo Colo el 2015), pero también vemos a familias -que alejadas de cualquier 'barrabravismo'- deciden ver un partido de la Cato desde la tribuna del equipo rival", señala Escobar, quien además de narrador es crítico de libros en La Estrella de Valparaíso.
Entre los cuentos, figura también un relato "sobre Tito Fouillioux que recuerda el viejo estadio Independencia (de hecho el libro trae un mapa del lugar en el que estuvo nuestra primera casa), pero también aparecen los goles del Nico Castillo y los últimos campeonatos (La Franja más posmo). No me interesa circunscribir mi condición de cruzado a la ida al estadio del día domingo, mi proyecto busca imprengar de Católica todos los ámbitos de la vida cotidiana, y eso se construye -en mi caso- desde la escritura, a partir de mi oficio de escritor", añade Escobar.
Distintas emociones
El fútbol es un elemento ineludible tanto en la vida como en la escritura de Joaquín Escobar. En sus dos libros anteriores, "Se vende humo" y "Cotillón en el capitalismo tardío" (ambos publicados por Narrativa Punto Aparte), Escobar construye un universo de realismo delirante donde conviven política, literatura, fútbol y revolución.
-¿Qué importancia tienen la nostalgia, la memoria y el humor en la construcción de "Las cosas que hice por la Cato"?
-Las tres tienen mucha importancia. Es un libro híbrido que busca transitar por distintas emociones. Hay memoria (el suicidio del Mumo en los ojos de un niño de nueve años), nostalgia e historia (vínculos familiares con la UC heredados por padres y amigos) y humor (cuestionarios ficticios a jugadores) y mucho folclor de estadio. Me interesan los tres registros en el mismo nivel, ninguno está por sobre el otro, entender a la Cato desde distintas capas y lugares. Se tiende a creer que en el fútbol solo hay llanto, violencia, éxtasis y épica, pero eso es falso, también hay bostezos, carcajadas y melancolía.
-En "Las cosas que hice por la Cato" hay partidos que se debieron ganar y no se pudo, maldiciones, derrotas contra rivales clásicos, ¿por qué casi todos los libros de fútbol apelan a lo épico con ese tufo maradoniano?
-Sí, es cierto. Existe una tradición literaria y periodística (Victor Hugo Morales y el relato del gol de Maradona a los ingleses el '86) que apelan a la épica en el fútbol, a reproducir conceptos estados-nación en el ámbito del balompié. Los escritores futboleros (Galeano, Sacheri, Villoro, Fontanarrosa y el periodismo del Olé o en Chile el caso de Barrio Bravo), gestan su escritura a partir de la batalla épica conformada por supuestos gladiadores, la figura del nada es imposible. Está bien que exista este registro, a partir de él se ha generado una escuela literaria y ello siempre es nutritivo, sin embargo, me parece que no es la única forme de ver y entender el fútbol. Hay partidos en que no observamos a luchadores incansables que parecen venir de Vietnam o Troya, por el contrario, vemos al Pollo Valencia o al Catuto Rebolledo dando lo mejor de sí mismos para alcanzar el triunfo. Vemos a cabros que tienen problemas, como todos, y que buscan su lugar en el profesionalismo.
-¿Qué ofrece "Las cosas que hice por la Cato" que no ofrece el partido de fútbol?
-Es un complemento más de todo lo que significa ser de la UC. Así como hay formas de retratar al club desde la fotografía (recomiendo el trabajo de Natalia Leiva y Javiera Lundstet), la historia y la tradición oral, lo mío es hacerlo desde la literatura. Un club se hace entre todos y no solo el día domingo, la condición de cruzados nos atraviesa -incluso- en todos esos momentos en los que nadie nos ve.