Periodista de Quilpué narra la tensión en Israel
Deborah Bechan Cañas vive hace 2 años en Beer Sheva, capital del Négue. Reconoce que han sido días de mucha violencia que ha ido en escalada.
La escalada de violencia entre Israel y las milicias palestinas de Gaza entró este miércoles sin interrupción en una tercera jornada que sigue aumentando el número de víctimas fatales, con 48 palestinos muertos -14 menores- en el enclave y otras seis personas -entre ellas una adolescente- en Israel.
Hace dos años, la periodista oriunda de Quilpué, Deborah Bechan Cañas vive junto al menor de sus hijos, de solo 12 años, en Beer Sheva, capital del Néguev, ciudad ubicada al sur de Israel.
En comunicación telefónica, narra cómo ha vivido estos días de alta tensión, reconociendo sentir mucho temor pero, al mismo tiempo, esperanza en que la escalada de violencia comience a amainar.
Son las 08.24 de la mañana en Chile (15.24 en Israel) y Deborah vuelve a su departamento desde el refugio antibombas.
"Acabo de volver del refugio, por eso me demoré en contestar porque me entraron muchas llamadas para saber cómo estábamos. Volvieron a bombardear mi ciudad", comenta de entrada.
Deborah Bechan es periodista egresada de la Universidad de Playa Ancha y tras vivir varios años en Santiago, hace dos decidió viajar a Israel, el país de sus ancestros.
Antes de esta escalada de violencia y bombardeos, la profesional relata que la vida en Israel había estado marcada, como en todo el mundo, por la pandemia del COVID-19.
Israel destacó por su alto nivel de inoculación de sus habitantes, lo que había significado que, hace un par de semanas, las ciudades comenzaran lentamente una vuelta a la "normalidad".
"Estábamos casi fuera de la pandemia, todo normal, ahora ya abrieron los restaurantes, cafés, todo. Los niños habían vuelto al colegio, pero ahora con esta emergencia, retrocedimos. Especialmente para los niños ha sido muy duro, porque con la pandemia habían dejado de ir a clases y ha sido bien complejo especialmente para los inmigrantes", detalla Deborah.
La periodista chilena sostiene que la escalada, desde su punto de vista, comenzó, por decirlo de un modo, por un incidente. "Empieza a escalar de repente por tonteras. Unos árabes molestaron a un judío religioso, subieron las imágenes al Tik Tok, se empezaron a burlar, después y a raíz de eso hubo disturbios en Jerusalén, luego un desalojo de una familia árabe que arrendaba un departamento a un judío, entonces comenzó toda una efervescencia y todo en el contexto del Ramadán, que es el mes más sagrado del Islam", describe Deborah.
Lo anterior, sumado al proceso eleccionario que tenía programado la autoridad palestina para este mes de mayo en Cisjordania y después de 16 años.
"Hamas, que es la autoridad en Gaza -otro territorio palestino- iba a ganar en esas elecciones y se decidió suspender. Hamas empezó a bombardear Jerusalén en el día de la reunificación. Siempre ha sido un lugar, entre musulmanes y judíos, muy sensible", detalla, y agrega que "un bombardeo en Jerusalén para Israel son palabras mayores".
Aumento
Desde el bombardeo de Jerusalén, detalla Deborah, los ataques han ido en aumento.
La periodista reflexiona que, además de la gravedad que reviste el lanzamiento de misiles, se ha dado una situación que, a su juicio, ha tensionado la convivencia. "La población árabe en Israel, que convive con los israelíes, se empezó a ver una efervescencia en ellos y se dieron situaciones bien graves como apuñalamientos, baleos, robos en las calles, se empezó a escapar un poco de las manos", acota.
En lo personal, la profesional chilena manifiesta que está bien, aunque nerviosa como todos e intentando sobrellevar este clima.
"Estoy bien, un poco nerviosa. De donde estamos nosotros, tenemos 40 segundos para correr al refugio, tengo que bajar como tres pisos. Las ciudades más pegadas a Gaza tienen 15 segundos. Empiezan a sonar las alarmas y mientras el ejército se prepara para interceptar los misiles, la población debe refugiarse", explica.
Y añade: "En las ciudades pegadas a Gaza, los departamentos tienen casi todos una pieza blindada, entonces la gente dentro de su mismo departamento se mete en esa pieza. Yo no tengo pieza blindada porque vivo en un edificio antiguo, entonces tengo que bajar al refugio del edificio, pero tenemos 40 segundos para llegar allí", precisa.
A pesar de estos días de tensión, Deborah mantiene su idea de hacer su vida en Israel. "Algunas instituciones públicas no están atendiendo normalmente, pero la rutina acá sigue normal. Nadie para, todos siguen trabajando. Si suenan las alarmas, la gente se va al refugio; si vas manejando paras en la carretera y te tiras al piso. Así funcionamos acá, tratan de que siga la normalidad dentro de lo posible. Están todos preparados y claros de lo que tienen que hacer", finaliza.