El continente imaginario de Isla de Pascua Presidente Sociedad de Folclor Chileno
Por Yvaín Eltit
En pleno siglo XVII, desatada la carrera naval, cientos de marinos se dedicaron a buscar la "Terra Australis Ignota" (en latín, tierra austral desconocida), remontándose al antiquísimo mito de la Grecia clásica que refería a un continente imaginario al sur del Océano Índico, desarrollado primero por sabios como Aristóteles (384 a.C-322 a.C.) y Eratóstenes (276 a.C-194 a.C.) por la simetría del planeta, pero mayormente por el cartógrafo (persona encargada de investigar datos y medidas de regiones determinadas) Ptolomeo (100 d.C-170 d.C.), este último principal referente para los cartógrafos modernos.
De aquel modo el navegante portugués Pedro Fernández de Quirós (1565-1615) fue tras la búsqueda de la supuesta región, estableciéndose en la isla de Espíritu Santo (Vanuatu) en 1606. Habría permanecido en Rapa Nui (en voz rapa nui, rapa grande), confirmado por sus diarios que describen su vegetación, animales y habitantes.
Luego, en 1687, mientras surcaba el Océano Pacífico el corsario inglés Edward Davis fue arrastrado por los vientos hasta una masa de tierra a la altura de Copiapó (Región de Atacama). Solamente bordeó el lugar y entregó vagas ideas del mismo, alimentando más el mito con la denominación de la "Tierra de Davis".
Clave fue el británico William Dampier (1651-1715), pues tomó nota de flora y fauna e identificó por primera vez nativos oceánicos, recabando nuevos datos desconocidos de la zona y corroborando las anotaciones de Fernández de Quirós.
Más tarde, el 1 de agosto de 1721 el explorador neerlandés Jakob Roggeveen Middelburg (1659-1729), embarcado en la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales, partió desde la isla Texel (Holanda) con los barcos Arend (águila), Thienhoven y Afrikaansche Galey (Galei africano). La ruta prosiguió por islas Canarias (España), Cabo Verde (Brasil), islas Falkland o Malvinas (Inglaterra), Cabo de Hornos (Chile) e isla Robinson Crusoe (Chile). Así, el 5 de abril de 1722 Roggeveen y su tripulación se encontraron con el supuesto continente perdido reseñado por muchos y lo bautizó como Isla de Pascua, por coincidir con la festividad católica de la Pascua de Resurrección. Estuvieron dos días sin pisar tierra firme. Posteriormente arribaron para intercambiar objetos por víveres con los naturales del lugar, recogieron frutos locales y por primera vez tuvieron contacto con los legendarios moais (estatuas monolíticas humanoides) y los altares religiosos conocidos como "ahu", poniendo así punto final a la fantasía del continente imaginario de la Terra Australis Ignota.