Un breve repaso al feminismo en Chile
A comienzos del siglo XX comenzaron a articularse las primeras asociaciones de mujers en busca de derechos cívicos. Hoy este movimiento marca la agenda en la discusión constituyente.
Por Juan Guillermo Prado
En los inicios de nuestra historia republicana las mujeres no eran consideradas en la vida política. Aunque según el censo de 1813 aproximadamente un 10% de ellas leía y escribía, estaba relegada a las labores domésticas. Pocas trabajaban fuera de la casa: solo en 1854 se creó la Escuela Normal de Preceptoras y las egresadas pudieron desempeñarse como profesoras, labor que antes era realizada por hombres y por las monjas de los conventos.
En aquella época existía un modelo de familia patriarcal, donde el padre se convertía en la autoridad, con fuertes poderes sobre la persona y bienes de su cónyuge e hijos. Sin embargo, paulatinamente esto fue cambiando en 1877, cuando se determinó que las mujeres podían ingresar a la universidad.
Y a fines del siglo XIX y en la alborada del siglo XX surgieron diversas entidades que agruparon a mujeres, entre ellas los partidos femeninos.
Al respecto, María Pilar Lampert, sicóloga y máster en estudios de la mujer de la Universidad de Lancaster, en Inglaterra, y funcionaria de la Biblioteca del Congreso Nacional, afirma: "Para mí la mejor definición de feminismo la entregó la filósofa, activista y académica estadounidense Ángela Davis: 'El feminismo es la idea radical que sostiene que las mujeres somos personas'".
-En nuestro país, ¿cuándo se iniciaron los primeros pasos del movimiento feminista?
-En Chile en 1913 comenzaron los primeros clubes y asociaciones de mujeres, que enarbolaron un discurso que prontamente sería bandera de lucha de una organización mucho más duradera. Así surge el Círculo de Lectura de Señoras, el Partido Cívico Femenino en 1922, la Unión Femenina de Chile en 1928, grupo vital en el derecho a voto municipal de las mujeres. En los años '30 nació el Comité Pro Derechos Civiles de la Mujer y el Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH), con un rol preponderante en la obtención definitiva del derecho a sufragio para las mujeres en 1949. Sin embargo, estos partidos y grupos femeninos son resultado su momento histórico y de la posición de la mujer en la sociedad, pero en la medida de que las mujeres comenzaron a participar más formalmente del espacio público, sus miembros se fueron integrando a otros espacios políticos y sociales, diseminando su forma de entender el mundo a otros conglomerados.
-Pero actualmente las reivindicaciones femeninas van más allá del derecho a voto.
-Hubo una la segunda ola, marcada por movimientos feministas de Estados Unidos y Europa; allí las reivindicaciones se centraban en la desigualdad, principalmente en la familia, el trabajo, la autonomía sexual y el derecho al aborto. Central en esta ola es "la hermandad femenina", que entendía que existía cierta homogeneidad entre las mujeres, ya que todas vivían con la misma opresión, por lo que sería la unión las mujeres lo que les daría el poder para cambiar el mundo. Actualmente está en pleno desarrollo una tercera ola feminista y para algunas se está gestando la cuarta, marcada por manifestaciones multitudinarias en diversos países, denunciando la violencia contra las mujeres, reclamando el avance en la agenda para la equidad, el cumplimiento de los acuerdos y marcos legales vigentes, así como la defensa de sus derechos de las mujeres como derechos humanos. Central en esta etapa es la heterogeneidad de las mujeres, que está marcada por la interseccionalidad entre raza, género, etnia, identidad y orientación sexual, donde se reconoce que las vivencias de cada mujer cambian acorde a diversos factores, por lo que el concepto clave esta vez es sororidad, que habla de la solidaridad entre mujeres.
en la actualidad
-Hay quienes plantean que el movimiento feminista es una reivindicación de los sectores de izquierda, pero otros señalan que es transversal, sin ideologías. ¿Cuál es su opinión?
-El feminismo no es de izquierda ni de derecha, sino que trasciende a estas formas de conceptualizar la realidad, ya que en su variedad y diversidad se recogen diferentes enfoques y planteamientos. En algunos de ellos, la cercanía ciertamente es con la izquierda, mientras otros se identifican con posturas de la derecha liberal. En este marco, el pensamiento y el accionar feminista se ha nutrido de diversas corrientes de pensamiento. Ejemplo de esto es que, para la primera ola, fueron pensadores liberales quienes marcaron la senda al resaltar que las ideas de la Ilustración sobre la primacía de la ley, la autonomía y los derechos que le son inherentes a la persona humana habían sido materializados solo para la persona masculina. Mientras desde el socialismo se advierte que la subordinación femenina no se debía a causas biológicas, sino por la exclusión de las mujeres de la esfera de la producción, marcando el pensamiento del feminismo de la segunda ola.
-¿Qué lugar tienen los hombres en el feminismo contemporáneo?
-El debate de si los hombres pueden formar parte del movimiento feminista está desde sus inicios. En la primera ola, los espacios que se les dieron a los hombres fueron utilizados para tener la posición de líder, convirtiendo al movimiento feminista en un lugar más donde ejercer su poder y control. Durante la segunda ola, en el marco de la "hermandad femenina", si las mujeres eran homogéneamente oprimidas, los hombres fueron conceptualizados homogéneamente como el opresor. El sentir de la época fue la necesidad de las mujeres de independizarse del hombre, donde solo existiera la mujer como el sujeto colectivo. En la actualidad, dentro del movimiento feminista hay posturas distintas respecto a la participación de los hombres feministas. Para algunas su participación será siempre en desmedro del empoderamiento femenino; para otras, su rol debe ser siempre secundario bajo el liderazgo ejercido por las mujeres feministas. Pero hay una tercera corriente, a la que adscribo, en la que -consciente de que el feminismo es una fuerza transformadora de lo social- es requisito para el éxito la entrada activa del sujeto hombre en la subversión de los códigos dominantes, los que tienen un gran trabajo por delante olvidando su rol histórico de dominación y control, desde lo más íntimo y personal, hasta su participación en lo público.
"Dentro del movimiento feminista hay posturas distintas respecto a la participación de los hombres feministas".