Hoy estamos llenos de contrariedades, la gente buena respeta el toque de queda y la cuarentena, los malos sacan provecho de ello y sin temor alguno cometen graves delitos; las autoridades llaman a que los buenos no tengan armas e incluso a que la entreguen a la autoridad, muchos lo hacen, pero contrario a ello , los malos pareciera ser que cada día tienen más armas y muchas veces superiores a la de las policías, y no para guardarlas, las tienen para usarlas y en contra de las personas buenas.
Los delitos no cesan, día a día, hay encerronas, portonazos, abordazos, escapazos, asaltos, etc, y los malos tienen la suerte de tener abogados pagados por el Estado, y con recursos aportados por los buenos, y desgraciadamente si los buenos quieren estar ante la justicia en igualdad de condiciones con los malos, deben necesariamente aumentar pérdidas y financiar abogado particular.
La gente buena no confía en el sistema de justicia, y por ello muchas veces no denuncia los delitos de que ha sido víctima, y ello de un modo u otro afecta el análisis de datos, tarea que en el ámbito investigativo, es decir, posterior a la ocurrencia de delitos hacen separadamente detectives y fiscales, y que producto de una conjunción de datos permite identificar a delincuentes y situarlos en una infinidad de delitos, prueba de ello, es lo logrado recientemente por detectives, al identificar una completa banda criminal, y a los que se comprobó la participación en al menos 15 delitos de robos con violencia e intimidación, modo encerronas en las proximidades de Huechuraba, se cree son autores de cerca de 50 delitos similares.
La PDI como policía investigadora hace su pega, para obtener éxito necesita la colaboración ciudadana, es decir, de los buenos, y luego de ello, lo que pase más adelante con los malos, es tarea de la justicia y del buen trabajo de los persecutores, sin dejar de lado a los abogados particulares que de seguro representarán y muy bien a las víctimas.
Alberto Contreras