El teatro de Antonio Acevedo Hernández Presidente Sociedad de Folclor Chileno
Por Yvaín Eltit
En la aldea de Tracacura (provincia de Angol), en marzo de 1886 nació el escritor, dramaturgo e investigador Antonio Acevedo Hernández, hijo del minero Juan Acevedo Astorga y la campesina María Hernández Urbistondo.
Se fugó a los diez años de su hogar. Desde niño Antonio demostró una personalidad inquieta. Primero fue a Chillán (provincia de Ñuble), conviviendo por un año con hacheros que inspiraron sus futuras obras. Trató de retornar a su casa, pero reprendido por sus actos se marchaba nuevamente sin dar pie atrás. Hacía infinidad de labores para poder comer, siendo su lecho los prados, mientras que en invierno las maestranzas. En Chillán, Juan Madrid, hombre humilde, lo apoya para concluir sus estudios primarios como carpintero. Obtuvo su primer trabajo de cargador de frutas a los 12 años. Siendo adolescente siguió su travesía y llegó a Linares, tras caminar varios días. Allí un amigo de su padre le proporcionó un boleto de tercera clase para tomar el ferrocarril a Santiago.
Ya en la capital, con 16 años se relacionó con la generación progresista de Luis Emilio Recabarren (1876-1924). Se trasladó a Valparaíso, participó en huelgas y se ganó la vida como empleado y boxeador. Para la navidad de 1913 estrenó su primera obra, "En el rancho", en el Teatro Coliseo en la zona. Posteriormente vendrían "El inquilino" (1914), "Almas perdidas" (1915) y "Espino en flor" (1917). Sus escritos concitaron el apoyo de obreros y sindicalistas y fue blanco de agudas críticas por sus contemporáneos. En 1918 presentó "Irredentos", con la cual Acevedo Hernández inauguró lo que define como su teatro político. Le siguieron su novela "Piedra azul" (1921) y su obra "Angélica" (1925), elogiada por la crítica norteamericana.
En 1927 sorprendió con su drama bíblico "Caín". Al tiempo, tras una estadía en Copiapó con unos mineros, publicó "Croquis chilenos", aunque su consagración definitiva sería en 1936 con su obra maestra "Chañarcillo".
En el folclor incursionó primero con el drama "De pura cepa", seguido por "Los cantos populares chilenos" y su célebre ensayo "La cueca" (1933). En 1938 imprimió "Las aventuras del roto García" y, dos años después, "Pedro Urdemales".
Como en una vida de película, visitó Francia, Polonia e Inglaterra. Mantuvo amistad con Nicomedes Guzmán (1914-1964), el Premio Nacional de Literatura Samuel Lillo Figueroa (1870-1958) y Oreste Plath (1907-1996), siendo este último quien lo invita a las Escuelas de Temporada de la Universidad de Chile.
Recibió el Premio Municipal de Literatura, categoría teatro, por "Chañarcillo" (1937); el Premio Municipal de Literatura, categoría novela, por "Pedro Urdemales" (1948); el Premio de Periodismo Camilo Henríquez (1950); y el Premio Nacional de Arte, mención teatro (1953).
Sus funerales se efectuaron el 1 de diciembre de 1962. Fueron multitudinarios, acaparando el interés de la sociedad, muy diferente a la postergación que sufrió siempre en vida.