Ollas comunes siguen adelante pese a que casi no llega la ayuda
"En un país desarrollado no debiera haber personas pasando hambre", advierte el cura Marcelo Catril.
En el peak de la pandemia, a fines del 2020 y solo en el área norte de Achupallas en la parte alta de Viña del Mar, llegaron a funcionar 12 comedores solidarios.
Sin embargo, con el paso del tiempo y la fatiga que ocasiona vivir más de un año en pandemia, las ayudas y gestos solidarios de la sociedad civil hacia estas organizaciones o sus intermediarios comenzaron a escasear, llegando en muchos casos a 0, obligando en la mayoría, a cerrar sus puertas.
Poca ayuda
Con el retroceso a cuarentena, se prevé que las ollas comunes y comedores solidarios vuelvan a reactivarse, sin embargo, aquellos que no han cesado en más de un año, advierten que las ayudas son escasas e impiden garantizar la alimentación para quienes la requieren.
Conocedores de esta realidad, el sacerdote Marcelo Catril y Fernando Garay, líder de Twitteros Solidarios, advirtieron de este escenario, precisando que, a diferencia del año pasado, hoy las comunidades ya están organizadas, saben qué hacer, la mayoría cuenta con los implementos y espacios, sin embargo, sin alimentos, sin aportes, no pueden hacer mucho.
"Está complicado, más aún en cuarentena. Se han reducido las ayudas pero afortunadamente nosotros como Twitteros Solidarios hemos tenido, desde septiembre del año pasado, la ayuda de un empresario que anónimamente, nos ha colaborado con cajas de pollo, sacos de papas y gas. Nosotros como organización ya estamos cumpliendo con 300 ollas comunes visitadas durante toda la pandemia", precisó Garay.
Sin embargo, para el líder de Twitteros Solidarios resulta preocupante la falta de ayuda general, pues muchas familias tienen su única alimentación a través del comedor solidario o la olla común.
"La gente no se ha muerto de hambre porque la sociedad civil la ha salvado de esto: los comerciantes, la gente que va en ayuda de los comedores, colegios, etc. Lamentablemente, en este sentido, la autoridad ha sido muy lenta y ha llegado tarde", añadió.
Garay pidió hacer un último esfuerzo, confiado en que esta cuarentena debiera ser más breve que la vivida el año pasado.
"El llamado es que la gente pueda empatizar con los que tienen menos. Pueden hacerlo a través de nosotros que tenemos un listado de comedores y ollas comunes o ir directamente a los cerros a ayudar", planteó Garay.
"Hay que estar en el lado correcto de la historia". Con esta frase el sacerdote Marcelo Catril llamó a la solidaridad de las personas, recordando que el año pasado llegaron a entregar 36 mil raciones entre agosto y noviembre, solo a través de los comedores de Achupallas.