Grandes mujeres de nuestro folclor Presidente Sociedad de Folclor Chileno
Por Yvaín Eltit
A propósito del día de la mujer es imperioso alzar la voz por aquellas que aportaron a nuestras tradiciones y cultura popular, las que jamás pretendieron figurar como ídolas con pies de barro embalsamadas en un museo o pontificadas en academias nacionales.
Muchas versiones existen sobre el año de nacimiento de María Luisa Sepúlveda Maira, siendo por acta consignado 1883. Pereció en Santiago el 4 de abril de 1958. Oriunda de Ñuble, cantante, compositora, folclorista, pedagoga, pianista, recopiladora y violinista, estudió piano, canto lírico y violín, y después composición, titulándose en 1919 en el Conservatorio de Música de Santiago, entidad donde fue profesora hasta 1931.
Entre sus obras como "La voz del pasado: pregones santiaguinos antiguos y otros temas folklóricos" (1942), transcribió y dibujó la tradición del pregonero, de los que la autora dirá: "Estos gritos de los vendedores son como música en estado naciente". Libro canónico es su célebre "Cancionero chileno" (1945), el cual recoge canciones y tonadas chilenas del siglo XIX para canto y piano, entre tantas más.
Condecorada por sus composiciones, obtuvo Premio Teatro Chileno, Premio Instituto de Extensión Musical de la Universidad de Chile, entre otros. También perteneció a la Asociación Folklórica Chilena y la Alianza de Intelectuales para la Defensa de la Cultura.
Sabiendo que nuestro imaginario comprende más que danza y canto, quien entendía al dedillo esto era la doctora María Ester Grebe Vicuña (1928-2012). Se tituló en musicología en la Universidad de Chile (1965), posteriormente especializada en etnomusicología (área de la musicología que estudia la música de los pueblos originarios) en la Universidad de California (1967) y doctorada en antropología en Queen's University en Belfast, Irlanda (1980).
Desde los años '70 hasta 2008 fue académica titular del Departamento de Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, pero siempre priorizando el terreno por sobre el peso de las aulas.
Entre 1974 y 1976 la doctora Grebe desarrolló un sistemático trabajo de campo en la localidad de Isluga, región de Tarapacá. De aquí surgirían los discos "Aymara" (2012). Afamados también son sus textos "Cosmovisión mapuche" (1972) y "Etnoestética: un replanteamiento antropológico del arte" (1983).
No puedo sellar este escrito sin referirme a la maestra Raquel Barros Aldunate (1919-2014), folclorista, intérprete, académica e investigadora. Estudió canto y arte dramático en la Universidad de Chile. En 1951 viajó a España dando diversos conciertos, al año siguiente funda la Agrupación Folklórica Chilena Raquel Barros, la que preside hasta su deceso. En 1957 es secretaria de la Revista Musical Chilena, más tarde en 1975 será Decana de Facultad de Ciencias y Artes Musicales y de la Representación, Universidad de Chile.
Tal era la pasión de la maestra Raquel que funda el Departamento de Folclore del Ministerio de Educación, y en 1996 es nombrada como miembro correspondiente de la Comisión Internacional Permanente de Folklore, con sede en Buenos Aires, Argentina. Entre algunas de sus distinciones están Premio Nacional del Folklore Festival de San Bernardo (2000), Premio Altazor (2013) y Orden al Mérito Artístico Cultural Pablo Neruda (2014).
Entre sus publicaciones sobresalen: "Poesía folclórica de Melipilla" (1958), "El guitarrón en el departamento de Puente Alto" (1960), "La ruta de la Virgen de Palo Colorado" (1966), "El romancero chileno" (1970) y "El folclor de Chiloé" (1976).