Hantavirus, un mal emergente
En Chile el primer caso oficial es de 1995. Con una tasa de mortalidad del 60%, científicos de la Universidad de Concepción han desarrollado una vacuna, pero les falta financiamiento para su elaboración masiva.
Por Juan Guillermo Prado
Se va el verano y en años anteriores cotidianamente aparecían noticias sobre infectados con hantavirus. Por ejemplo, en 2019 se confirmaron en el territorio nacional 70 contagiados, muchos para nuestro país. Según la Oficina Panamericana de la Salud, anualmente en el continente hay 300 casos reportados.
Pero este año las cosas han cambiado y aparecen escasas noticias sobre alguien infectado. Hay dos personas en la Región de Ñuble y un menor en la Araucanía. Sin duda esta baja en la contagiosidad se debe a que la mayoría de los campings están cerrados por la pandemia de COVID-19 y, por las restricciones como consecuencia del plan "Paso a Paso", ya no se ven mochileros en las regiones del sur del país, donde es mayor la incidencia de esta plaga causada por los ratones de cola larga, que se caracteriza porque los enfermos presentan síntomas de fiebre, dolores musculares y afecciones gastrointestinales, seguidas de dificultades respiratorias y baja en la presión arterial -esto significa que el corazón, el cerebro y otras partes del cuerpo no reciben suficiente sangre-.
Los roedores que portan a los hantavirus se distribuyen en áreas geográficas de América, Europa, Asia y Oceanía. Su nombre proviene del río Hantaan, en el sur de Corea, cerca del cual se aisló originalmente en 1978 el virus que causa la enfermedad. Se han descrito dos variedades de este mal; en América solo existe el síndrome pulmonar por hantavirus.
Una Enfermedad Emergente
Hay que tomar todas las prevenciones posibles ya que las infecciones por este virus pueden ser fatales. Como no existe un tratamiento adecuado, las tasas de mortalidad pueden llegar al 60%. Sin embargo, un diagnóstico temprano disminuye los fallecimientos hasta la mitad.
Se puede prevenir reduciendo el contacto de las personas con roedores de cola larga y sus excretas, en combinación con prácticas higiénicas como la ventilación y la limpieza del lugar, que impidan a los ratones establecerse en las viviendas y los lugares de trabajo y de vacaciones como los campings.
El hantavirus es considerado una enfermedad emergente, nueva en la historia de la humanidad. Estas generalmente provienen del mundo animal y pueden surgir en cualquier momento. Esto se debe a que los genes de las bacterias y los virus siempre están cambiando. Estas mutaciones ayudan a que sobrevivan y se propaguen.
Muchas veces bacterias o virus que solo infectaban a animales se transmiten a las personas, quizás como habría ocurrido con el COVID-19.
El hanta fue una enfermedad desconocida hasta el año 1993, cuando apareció en Estados Unidos y luego en Brasil y Argentina. En este último país, luego de un brote surgido el año 1996, se sugirió que podría trasmitirse de persona a persona.
Como el virus cambia, en Paraguay se detectó en 1995 un nuevo tipo de hantavirus denominado virus Laguna Negra, que es menos agresivo con una mortalidad cercana al doce por ciento. Actualmente, existen cinco tipos de virus en América del Sur. El hantavirus que prolifera en la Patagonia Argentina y en las regiones del sur de Chile tiene un linaje común, conocido como ADN Sur 11.
Sus inicios en Chile
Es posible que, en 1993, en el puerto de Niebla, en las cercanías de Valdivia, tres familias hayan sido afectadas por el virus. Todos tuvieron compromiso pulmonar. Fueron siete las personas contagiadas y dos de ellas murieron. Se consideró que sobrevivieron a una neumonía atípica. En un caso se presentó un periodo de incubación mayor al normal, lo que supondría que se trasmitió de persona a persona.
Sin embargo, en nuestro país el primer caso fue detectado en octubre de 1995. Este correspondió a una mujer de 22 años que vivía en la comuna de Cochamó, situada en el estuario de Reloncaví, perteneciente a la provincia de Llanquihue, en la Región de Los Lagos. Fue tratada en el Hospital Base de Puerto Montt con un cuadro febril de siete días de evolución, durante los cuales sufrió cefalea, dolor en el cuerpo, escalofrío, tos y taquipnea, que es un aumento de la frecuencia respiratoria por encima de los valores normales, Esta persona pudo sobrevivir a la enfermedad.
No ocurrió lo mismo con un vecino del mismo pueblo, que falleció en esos días, por síntomas similares que no alcanzó a recibir ayuda médica.
En el verano de 1996 llegó hasta el hospital Doctor Augusto Riffart de Castro un mochilero que presentaba alta temperatura, con distrés respiratorio, que es una insuficiencia aguda potencialmente mortal, y shock, una afección que se presenta cuando el cuerpo no está recibiendo un flujo de sangre suficiente. Murió a las ocho horas luego de haber ingresado al centro asistencial. La autopsia reveló que la causa de muerte fue hantavirus. Sin embargo, no pudo establecer el lugar donde se infectó pues había recorrido diversas áreas de la Región de Los Lagos.
Una región que ha sido afectada por el hantavirus es Aysén. Entre los meses de julio de 1997 a enero de 1998 hubo 25 enfermos. Uno de los casos reportados correspondió a un trabajador rural. Al volver a Coyhaique tuvo síntomas de la enfermedad luego de doce días, muriendo poco después. Su señora, que no había concurrido al campo, pero sí había acompañado a su marido, se contagió 22 días después, se le hospitalizó y sobrevivió.
En 1998 se enfermaron ocho personas, de ellos seis eran menores de edad, residían en ciudades y pueblos de las regiones de la Araucanía y Los Ríos. Los niños sobrevivieron, pero los dos adultos murieron. Según la Oficina Panamericana de la Salud en nuestro país han sido afectadas de este virus más de un millar de personas desde que fue descubierto.
En la Universidad de Concepción
La microbióloga María Inés Barría y un grupo de investigadores de la Universidad de Concepción descubrieron el primer tratamiento específico, con base en anticuerpos monoclonales. El proceso comenzó con detectar por qué algunos pacientes sobrevivían al virus y se encontró que tenían una gran cantidad de anticuerpos neutralizantes.
Los resultados de la investigación mostraron que los anticuerpos de los supervivientes humanos protegieron a los animales de sufrir el síndrome pulmonar, incluso al ser administrados después de la infección por hantavirus.
Para la indagación, los científicos utilizaron hámsters porque es el modelo que más parecido tiene con la sintomatología y la patología de los humanos. En su pesquisa han logrado crear una vacuna para prevenir la enfermedad. Sin embargo, hay un solo problema: la falta de financiamiento para desarrollarla en forma masiva.