Familiares de Queronque vuelven al lugar de la tragedia
"Es un dolor que nunca desaparece", dice Adriana Cáceres Calderón, quien perdió a su hijo y sobrina en el fatal accidente, ocurrido hace 35 años. Piden que se levante un memorial y un camino que les permita acceder.
Victoria Moliterno Urízar - SoyQuillota.cl
A 35 años de la tragedia ferroviaria de Queronque, familiares y amigos de las víctimas se reunieron nuevamente en el lugar del choque demarcado por cruces que los mismos visitantes han instalado con los años para conmemorar la mayor catástrofe de trenes que ha ocurrido en Chile.
"Perdí a mi hijo de 24 años junto a mi sobrina de 15 años (…) A ella solamente la pudimos reconocer por el color del esmalte de una uña, mientras a él lo reconocimos por una cuarta parte de su cuerpo… Es un dolor que nunca desaparece", expresa Adriana Cáceres Calderón, quien todos los años organiza y acude a las jornadas de conmemoración en Queronque para rendir homenaje a quienes perdieron sus vidas abruptamente esa tarde veraniega.
El grupo se congrega cada aniversario en torno a una misa con el gran anhelo de que las autoridades pertinentes construyan un memorial y un camino desde el sector limachino de Los Laureles que les permita visitar el lugar sin depender de un tren con recorrido especial.
"Yo aquí perdí a mi hermana Evelyn (…) Siempre se nos ha prometido un memorial, pero no se ha logrado. Solo existen estas cruces que nosotros mismos hemos instalado aquí con los años", comenta con tristeza la limachina Érica Anabalón.
En la instancia no solo participaron familiares, sino también ciudadanos de Limache y sus alrededores, que conmovidos por los testimonios de los afectados se han dedicado a realizar labores de limpieza, desmalezamiento y reconstrucción del espacio, con el fin de que su historia sea recordada por la comunidad.
Este es el caso del joven de 23 años Joaquín Magnere, quien pese a residir en la localidad de San Pedro de Quillota, desde hace cuatro años colabora activamente en las jornadas de mantención del lugar que realizan previo a las ceremonias de aniversario con el fin de mantener la tradición vigente.
Muchos otros, como Randolf Acuña, ciudadano de Til-til, viajan desde lejos para continuar acudiendo a las conmemoraciones anuales. "Desde el año 1991 asisto, mi principal motivación es que conocí íntimamente a ambos maquinistas que fallecieron ese día, cuando supe que mis amigos se fueron no dejé de venir (…) Aquí conocí a la señora Adriana y a los demás, con quienes nos convertimos en una familia".
El accidente
El fatídico accidente se produjo el lunes 17 de febrero de 1986, entre las estaciones Limache y Peñablanca del actual recorrido de Metro Valparaíso, cuando el tren expreso AES-16, que viajaba desde Valparaíso hacia Santiago, impactó frontalmente con el automotor AES-9, que se dirigía desde Los Andes a Valparaíso, dejando cifras oficiales de 58 fallecidos y más de 500 heridos.
Las causas del accidente fueron varias; la más importante es que ese día solo estaba habilitada una vía para el tránsito de los trenes que corrían en ambos sentidos. Esto debido a que el puente cercano al sitio, estaba en reparaciones a raíz de un atentado que sufrió un año antes, en 1985. Además, el sistema de comunicaciones que databa de 1928 no era óptimo mientras el teléfono se encontraba en mal estado al igual que el sistema de señalización eléctrica. Se dice, que días previos al espantoso suceso, desconocidos robaron los cables de cobre del teléfono interno del tren. Finalmente, una falla humana de comunicación permitió que ambos trenes ocuparan la misma vía y se encontraran de frente.
Quienes sobrevivieron narran con enorme dificultad que, tras la colisión, reinó un silencio mortal y un nubarrón de tierra se extendió por la vía. También cuentan que mientras algunos pasajeros se dedicaron a prestar auxilio a los heridos y moribundos; otros simplemente los saquearon, arrebatándoles sus pertenencias para luego huir.