"Fatiga pandémica" explicaría el boom de las fiestas ilegales
Pese a los aumentos en contagios por COVID-19, con cuarentenas dinámicas que contemplan aforos reducidos, las reuniones clandestinas siguen al alza. Especialista explica este comportamiento tan socialmente sancionado.
Alison Muñoz Rojas - La Estrella de Valparaíso
Egoísmo, falta de empatía, indolencia. ¿Qué hay en la conducta de quienes, pese a las restricciones, a los llamados de la autoridad, a las amenazas de multas, continúan participando de fiestas clandestinas en plena pandemia? Para los expertos: la fragilidad de la salud mental es la primera razón.
La OMS plantea esta situación como "fatiga pandémica". Este concepto aborda el agotamiento mental de las personas tras los extensos confinamientos, provocando que la gente deje de hacer esfuerzos para mantenerse en encierro voluntario para evitar contagios.
Las fiestas clandestinas nacen como necesidad por el agotamiento, buscando nuevas sensaciones positivas, para evitar la desmotivación que provoca el encierro.
Es probable que al fin de la pandemia, las sociedades caigan en estados depresivos y de estrés severos, luego de los largos períodos de cuarentena que han afectado a Chile y al mundo.
En la Región de Valparaíso se han registrado más de 7 casos de reuniones ilegales en sólo 26 días de lo que va del 2021, en comunas con cuarentena o fase de transición. Esta situación ha causado alerta en las autoridades con el fin de detener estas fiestas.
Seres sociales
Lilian Pérez, directora nacional del Colegio de Sicólogos de Chile y especialista en Neuropsicología y Neurociencias Cognitivas de la UPLA entregó las señales que indicarían el porqué de este fenómeno.
Para la especialista, la gente necesita dejar el encierro, ver a otros, volver a lo físico. El ser humano, en palabras de la experta, busca resarcir las consecuencias de este encierro. Esto se debe al aislamiento social, que a este nivel causa estragos. Por lo que, una de las razones que justifican las reuniones ilegales, es la necesidad de verse físicamente.
La neurocientífica indicó que es totalmente difícil que el tema de las fiestas clandestinas cese, a menos que se apueste por un cambio comunicacional, donde no se culpe a la comunidad ni se les subestime en sus conocimientos, agregó Lilian Pérez.
"En concreto, respecto a las fiestas clandestinas se entiende que la diferencia de clase económica, el rango de edad y muchas veces la falta de empatía, generan choques con la gente que está en sus casas tratando de mantener la cordura con el encierro encima" señaló la experta.
La sicóloga resalta especialmente que el encierro provocó, sobre todo en los jóvenes que poseen altos niveles de la hormona dopamina, una necesidad de moverse, de desplazarse e interactuar con otros. Relacionado a estas declaraciones, Lilian Pérez indicó que es difícil pedirle a la gente que se quede encerrada en sus casas, en el mejor de los casos que cada uno cuente con un cuarto propio.
En este sentido la especialista hizo hincapié en las recomendaciones que entregó la OMS, las que proponen el levantamiento de las medidas restrictivas según los requerimientos de cada comunidad.
"Se debe leer a la sociedad y sus necesidades. Las organizaciones sociales son las que deben trabajar en estrategias para que la gente supere la frustración que provoca la pandemia, y la imposibilidad de reunirse libremente" señaló Pérez.
Además, llamó a las autoridades a ponerle énfasis a la salud mental en el país, porque aseguró "a nosotros no nos tomaron en cuenta en la toma de decisiones sobre las medidas restrictivas".
Lilian Pérez apunta a las autoridades a pensar localmente el levantamiento de medidas, informando de los riesgos relacionados con esto. Esto ayudaría a entender que lo que le sirve a cada región es un trabajo focalizado. Considerar a las personas y tratar de comprenderlas, es el punto de partida para superar tanto la pandemia como la culpa por salir.