La Navidad solidaria de La Matriz se vivió de manera distinta
Debido a la pandemia, no se pudo realizar la tradicional cena de Nochebuena en el atrio de la parroquia, donde los más desposeídos celebraban esta fiesta. Sin embargo, los voluntarios del Comedor 421 se las arreglaron para entregarles almuerzos y onces navideños a los comensales, y hasta acompañarlos con un Viejo Pascuero.
Francisca Palma S. - La Estrella de Valparaíso
Como cada año, llega Navidad y la tan querida iglesia La Matriz de Valparaíso, junto a los voluntarios que trabajan en el sector y la corporación, comienza a prepararse con para acompañar a los comensales del clásico Comedor 421 en pleno corazón del Barrio Puerto.
Una cena especial, el clásico pan de pascua, música navideña y un abrazo apretado, es lo que se vive cada 24 de diciembre en el sector en el atrio de la parroquia, entre los voluntarios y quienes llegan para celebrar la Navidad con un rico y contundente plato de comida preparada con cariño.
Así, tradicionalmente a las afueras de la parroquia las mesas se instalan al atardecer para disfrutar de Nochebuena, pero este año, debido a la crisis sanitaria de COVID-19 que vive nuestro país y región, el panorama fue completamente distinto.
Las mesas desaparecieron y la entrega de los almuerzos y once navideños, los días 24 y 25 de diciembre, se realizó de forma personal a cada comensal y con el distanciamiento correspondiente. Pese al evidente cambio, los voluntarios nos aseguran que vivieron esta experiencia con las mismas ganas que siempre.
"Estuvimos con pena igual, porque todo esto lo hacíamos después de una misa con el padre Gonzalo, pero no por eso no hubo alegría. Hubo harta alegría a la hora de la once, que fue muy diferente a otros años, pero había hartas manos para ayudar, hartas cosas para servir y pese a que todo fue con restricciones, fue un éxito. El servicio fue con harto cariño y la enseñanza es que todos unidos podemos hacer cosas lindas por la gente que lo necesita", nos cuenta Sonia Santibáñez, quien lleva trabajando como voluntaria hace 23 años.
Al igual que Sonia, Cristián Godoy, otro de los voluntarios, también vivió la experiencia de forma diferente, pero positiva.
"Fue diferente a otros años con esto de la pandemia, no se pudo atender a los comensales como se lo merecen, pero se puso un cierre perimetral para que ellos estuvieron cerca y se les sirvió de todo: chocolate caliente, bebidas, torta, bolsas de dulces, pan de pascua e incluso estuvo el Viejito Pascuero. No bajaron los ánimos, se sintió el mismo cariño de siempre y hubo harto amor, que es lo principal", reflexiona Cristián.
Un gesto
Sonia nos comenta que en estas fechas son los pequeños gestos los que hacen la diferencia y durante estos días esas experiencias se convierten en las más enriquecedoras.
"Llegó un comensal, que lo conocemos hace muchos años, le decimos 'El cabro del poncho', le ofrecimos un pancito y nos dijo que quería comer huevo frito. Le hicimos tres huevos, fue algo diferente, pero un pequeño gesto hace tan feliz a una persona y eso es lo bonito, los gestos se convierten en un regalo en estas fechas", nos revela la voluntaria del comedor.
Año nuevo
Hoy, tras vivir la fiesta de la Navidad, los esfuerzos ya están enfocados en Año Nuevo. También será una festividad que se vivirá distinta en la Región de Valparaíso.
"En la semana vamos a ver qué haremos para ese día, pero suponemos que funcionará igual que Navidad: un plato fuerte a la hora de almuerzo, contundente. Lo que se puede es darle fuerza a la gente, que se cuide, que esto tarde o temprano tiene que pasar y nosotros siempre vamos a estar aquí, al pie del cañón, poniendo el pecho a las balas y esto depende de nosotros para que siga funcionando", nos indica el voluntario de La Matriz.