¿Qué hacer para dejar de desperdiciar comida?
Es un problema invisible, pero real. La pérdida de alimentos representa el 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el hombre y afecta económicamente en el presupuesto. Acá algunas recomendaciones.
Ignacio Silva
Botar comida parece ser parte de la cotidianidad. Pero, según los investigadores, para lograr entender las dimensiones del problema que acarrea, basta con revisar algunas cifras.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cerca de un tercio de los alimentos que se producen en el mundo a diario se pierden o desperdician, lo que representa cerca de 1.300 millones de toneladas anuales. Otras estimaciones revelan además que esos desperdicios representan el 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el hombre.
"Pero eso no es todo. Hay algunas estimaciones que dicen que por lo menos el 45% de la fruta y verdura que se compra se bota a la basura, y cerca de un tercio de lo que se compra en cuanto a comida preparada también se bota", agrega Carmen Gloria González, académica del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile y especialista en reutilización de desperdicios.
Pero para la experta la problemática no termina ahí, sobre todo en el contexto de pandemia. "Hay algunos estudios donde se ha evaluado que el costo promedio de los desperdicios en las familias chilenas son cerca de $6.000 mensuales (por persona), lo que al año podría representar para una familia cerca de $300.000 botados a la basura", ilustra la académica. "Eso es harta plata cuando uno piensa en la situación en la que está el país, que tenemos mucha cesantía. Entonces tenemos gente que no tiene plata para comer, y otra gente que tiene para comer y que la bota a la basura. Es una inconsecuencia bien importante".
Según González, la génesis del problema está en el desconocimiento y la desorganización. "Por una parte, no utilizamos de forma adecuada los alimentos, no se almacenan de forma adecuada, tampoco hay planificación en las compras, entonces no hay un uso consciente de los recursos", analiza.
Vencimiento
Pero, ¿cómo saber cuándo botar un alimento? Para Carmen Gloria González, hay ciertos parámetros que ayudan a guiarse.
"Cuando hablamos de alimentos envasados, hay fechas de vencimiento que es la fecha que determina el productor para establecer cuando la calidad en cuanto a inocuidad y organoléptica del producto es óptima", indica la especialista del INTA. "Pero no necesariamente después de esa fecha el alimento no se puede consumir. Entonces, si yo tengo un pan que venció hace dos o tres días, puedo revisarlo, olerlo, mirarlo bien. Si no le veo nada raro, hay que consumirlo. Lo mismo pasa con el yogurt y con todos los alimentos envasados".
Otro factor determinante es el sentido común. "Sobre todo en frutas y verduras hay que mirar, oler, tocar. A veces uno tiene una fruta machucada, pero tal vez si le sacas la parte feíta, todavía sirve. ¿Cuándo no comer? Cuando tenemos un producto con hongos, cuando tienes un producto que ya le están saliendo pelitos. Esos pelitos son parte de un hongo y puede que las toxinas del hongo viajen por el alimento. Entonces tú lo ves superficialmente, pero hay partes de ese hongo que pueden estar viajando por el alimento", apunta González.
-¿Qué recomendaciones o acciones se pueden sugerir para no perder comida?
-Uno tiene que tratar de planificar las compras pensando en lo que va a comer durante la semana. Es difícil, pero hay que intentar hacerlo, porque de esa forma uno mira lo que tiene y compra solamente lo que le falta. Lo otro es ir almacenando en la medida en que se necesitan los alimentos. Por ejemplo, puede ser que yo prepare garbanzos y me entusiasme haciendo una olla gigante, entonces tengo que guardar cajitas y congelarlas con todas las porciones que no me voy a comer. Hay que hacer un almacenamiento consciente y no dejar que se deterioren los alimentos en el refrigerador. Otra cosa que no se hace y que nosotros tratamos de fomentar es empezar a usar esa parte de los alimentos que generalmente se botan. La hojas de la betarraga, el tallo de las alcachofas, los tallos de las acelgas. Hay una cosa cultural que tenemos que cambiar, hay que cambiar la forma en que cocinamos y utilizar al máximo los alimentos. Si uno tiene dudas se puede meter en internet, hay un montón de recetas que se preparan con cosas que botamos.
-¿Es importante tener en cuenta un aseo adecuado del refrigerador o ver los envases correctos para almacenar comida?
-Por supuesto. Sobre todo ahora que viene el tiempo con más calor, las cosas se deterioran más. Entonces hay que hacer un aseo al refrigerador ojalá una vez a la semana y también ir guardando las cosas de forma separada para que no exista contaminación. La idea es no tener todo mezclado, porque recordemos que si compro en la feria hay muchos productos que traen tierra, no puedo tenerlo al lado del yogurt y la mantequilla. Eso a la vez te permite que circule bien el aire frío y que funcione correctamente el refrigerador. No hay que tener el refrigerador atiborrado de cosas, lo que significa nuevamente que hay que comprar a consciencia, tener lo que voy a ocupar pronto y no comprar para un mes porque voy a tener comida que al final no la voy a alcanzar a ocupar.
-¿Y qué se puede hacer si hay cosas que ya se echaron a perder?
-Hoy hay mucha gente que se está animando a hacer compost en la casa. La idea es que esto no se vaya al vertedero. Comida que se va al vertedero no se va a descomponer naturalmente, se va a podrir y va a generar gases y todo va en perjuicio del medio ambiente. Así que de repente hay que animarse a hacer compost.
"Hay que comprar a consciencia, tener lo que voy a ocupar pronto y no comprar para un mes porque se va a botar".
Carmen Gloria González, INTA