Las pestes genocidas de los pueblos australes
La ambición de unos pocos arrasó con la existencia de los aborígenes de la Patagonia. Los que no fueron asesinados murieron de enfermedades llevadas por los blancos. El COVID-19 mató a uno de los últimos yaganes.
Por Juan Guillermo Prado O.
El 21 de octubre pasado se celebraron 500 años del descubrimiento del estrecho de Magallanes, que permitió la primera circunnavegación alrededor del mundo. Situada en el extremo sur de América, esta zona estaba poblada por diversas etnias. Una de ellas fueron los tehuelches, denominados patagones por el propio Magallanes, debido a su estatura gigantesca, y a quien debemos el nombre de Patagonia a la región.
En Tierra del Fuego convivían los onas o selk'nam; en los canales patagónicos estaban los kawésqars o alacalufes; y los yaganes o yámanas vivían en la zona del canal Beagle.
Por milenios vivieron sin sobresaltos pero llegó el hombre blanco y comenzó el exterminio de los pueblos originarios. A ello se sumó la presencia de enfermedades desconocidas por los naturales de la zona: tos convulsiva, sarampión, fiebre tifoidea, viruela, paperas, sífilis, neumonía y tuberculosis.
En los inicios del siglo pasado, el sacerdote italiano Alberto de Agostini recorrió Tierra del Fuego y la Patagonia austral, convivió con los aborígenes y publicó el libro "Treinta años en Tierra del Fuego". En uno de sus párrafos señaló: "Exploradores, estancieros y soldados no tuvieron escrúpulos en descargar sus mauser (fusiles) contra los infelices indios, como si se tratase de fieras o piezas de caza".
Las atrocidades cometidas arrasaron con las etnias australes y contribuyeron que algunas familias se enriquecieran sin límites.
Oro en Tierra del Fuego
En 1843 se fundó el Fuerte Bulnes en las riberas del estrecho de Magallanes, pero por su clima inhóspito se trasladó la población a la actual ciudad de Punta Arenas en 1848.
En 1851 se establecieron en la zona del canal Beagle las primeras misiones anglicanas con el objeto de evangelizar a los yámanas. Un año después esta etnia fue afectada por la tuberculosis y en 1884 un brote de sarampión mató a la mitad de los indígenas.
El británico Lucas Bridges, hijo de un misionero anglicano, pionero en la zona, en su libro "El último confín de la tierra" escribió al respecto: "En pocos días murieron en tal cantidad que no había tiempo de cavar sus fosas, y los muertos de los distritos eran simplemente sacados de sus chozas o, cuando los otros ocupantes tenían suficientes fuerzas, arrastrados hasta los arbustos más cercanos… Es, sin embargo, extraordinario que esta enfermedad (sarampión), propia de los niños, tan contagiosa en los centros civilizados y que rara vez es fatal, lo fuera para más de la mitad de la población de un distrito...".
En 1883 se descubrió oro en Tierra del Fuego y al respecto el sacerdote Martín Gusinde escribió: "La fiebre del oro también atrajo a aventureros de los bajos fondos de Europa. Cuando éstos se encontraban con indígenas, las consecuencias para los mismos eran funestas. El indio tenía fama de ser un enemigo peligroso, en cuyo territorio no se había adentrado hasta entonces ningún europeo. Cuando se acercaba a tiro de fusil lo mataban sin miramientos".
A ello se sumaba que los aborígenes fueguinos no tenían ningún tipo de anticuerpos para combatir las pestes.
El 12 de octubre de 1884 tomó posesión de Ushuaia una flota de la Armada argentina. A los cuatro días se desencadenó una letal epidemia de sarampión que mató al 75 por ciento de la población yagana o yámana de la zona.
¿Cuántos eran?
Pero ¿cuántos eran los indígenas australes? La antropóloga franco-estadounidense Anne Chapman, quien vivió entre ellos, consideró que durante el período 1880-1905 la población de selk'nam u onas se redujo de 3.500 o 4.000 a unas 500 personas, y cerca de 7.500 alacalufes y yámanas a solo a una centena a comienzos del siglo.
En consecuencia, antes de la llegada del hombre blanco habría unos 11.500 aborígenes en el extremo austral de América.