A un mes de haber sido encontrado su cuerpo enterrado debajo de la casa de Hugo Bustamante, ayer se realizó el funeral de Ámbar Cornejo. Fue despedida por una multitud, que todavía no se recupera del horroso crimen del que fue víctima.
Pero como es de esperar en estos casos, la opinión pública de a poco lo olvidará, probablemente hasta que aparezca otra mujer víctima de la violencia machista.
Duele saber que en los tiempos que corren tantas mujeres en nuestro país, especialmente niñas y adolescentes, vivan en la absoluta indefensión y estén en permanente riesgo de ser abusadas sexualmente, golpeadas y asesinadas. Este peligro es mayor si la mujer es de escasos recursos y si su orientación sexual no es la que la sociedad chilena le impone.
Tengo la esperanza de que estas injusticias comiencen a cambiar y que las autoridades legislen para aumentar las penas a quienes cometan violencia de odio género. Mientras tanto, espero que Ámbar descanse en paz.
Isabel Rojas