Cura Catril: "Mientras haya una olla vacía no estaremos tranquilos"
Entre las organizaciones que están detrás de comedores solidarios circula el rumor de que reducirán el número de permisos. Sacerdote propone mejorar la gestión antes que restringir.
Desde fines de mayo, en algunos sectores comenzaron a surgir las primeras ollas comunes o comedores solidarios en la comuna de Viña del Mar, esto como consecuencia de la pandemia por el COVID y sus más duros efectos sociales.
Hoy el número alcanza las 60 y en 8 de ellas, el sacerdote Marcelo Catril apoya con gestión y aportes. El cura de los campamentos como también es conocido, ejemplifica que solo en estos comedores se preparan 2 mil 100 raciones de alimentos, los que requieren de manos que recolecten los insumos, preparen los platos y una serie de acciones que permiten alimentar a familias enteras.
De ahí que el religioso coincidiera con los cuestionamientos que han planteado dirigentas que están detrás de las ollas comunes, quienes tras recibir durante estos días los permisos que las autorizan a salir en cuarentena con motivo de esta actividad que desarrollan, fueron advertidas de que en el próximo permiso, se deberá reducir el número de personas que lo obtiene.
"A veces las medidas sanitarias son muy alejadas de la realidad porque aquí estamos entregando, al menos los que estamos apoyando como parroquia, 8 comedores que en total suman 2 mil 100 raciones y creo que la medida es restrictiva y en este caso más que limitar hay que ser proactivo. El tema es mejorar la gestión de entrega de alimentos porque las personas necesitan comer", planteó el sacerdote.
Catril propuso que la sociedad entera debe enfocarse a la realidad actual. "Esto nadie lo quiere, campamentos y ollas comunes son realidades que no debieran estar (...) Aquí hay una necesidad que no aguanta. Hay que mejorar la gestión, mientras haya una olla vacía no podemos quedarnos tranquilos", planteó Catril.
María Medina, histórica dirigente del Campamento Manuel Bustos y presidenta del Comité Bellavista, trabaja junto a otras 13 personas en la olla común de su sede. Allí reparten lunes, miércoles y viernes 250 raciones de alimentos y precisa que la labor de los 14 que allí trabajan no se restringe únicamente a esos 3 días, sino que a preparativos como lo son las recolecciones de ayudas, compras de insumos y limpieza de la sede.
"En este momento somos 14 y muchas veces nos falta gente porque actualmente estamos preparando 250 almuerzos y son fondos grandes. A veces nos hace falta más gente, nosotros venimos todos los días, excepto el sábado, porque hay que adelantar trabajo porque de lo contrario no alcanzamos", precisó la dirigente.
La preocupación que tienen es que, extraoficialmente, cuando les entregaron el último permiso - el pasado 14 de julio - les informaron que éste sería el último para toda la gente. "Si nos reducen el personal es lo mismo que cerrarnos el comedor. ¿Qué va a pasar con la gente?", cuestionó María Medina.
Carolina Rojas, dirigenta de la Manuel Bustos emplazó a las autoridades y en particular al intendente regional, Jorge Martínez, a apoyar esta labor social.
"Yo emplazo al intendente que se haga cargo de las ollas comunes de Viña del Mar y de la región porque las ollas comunes están cumpliendo la función que debiera estar cumpliendo el Estado", planteó la dirigente.