Familia en apuros por arriendo recibió ayuda
Desde la Intendencia los ayudaron con dinero para encontrar otro lugar donde vivir, pero el tiempo los apremia a encontrar algo rápido.
Tras pasar por días muy difíciles, finalmente llega una buena noticia para la familia porteña que temía por la demolición de su hogar.
En una edición anterior de La Estrella de Valparaíso se informó de la historia de don Luis Rojas, quien vivió junto a su esposa e hija por 13 años en una casa que arrendaban en el cerro Toro. El propietario de la vivienda accedió a la expropiación por unos trabajos que realizaba el Serviu, los que comenzaron a a realizase hace algunas semanas, pero la familia de don Luis tuvo dificultades económicas para encontrar otro arriendo al alcance de su bolsillo.
El viernes pasado, recibió un llamado inesperado desde la Intendencia Regional. "Me llamaron en la noche y me dijeron que querían ayudarnos por lo que está pasando, para pagar el arriendo de una casa. Iban a entregar el arriendo de un mes, más el mes de garantía, y que iban a hablar con la Subsecretaría Regional para ayudar con unos meses más, pero eso había que verlo todavía, pero se comprometieron a pagar el primer mes y el de garantía, así que estoy más tranquilo", cuenta.
Relata que ya empezaron a buscar arriendos, poniendo atención en aquellas casas que sí están en condiciones de pagar por sus propios medios.
"Hemos estado buscando arriendo con mi señora, están todos entre 200, 230 y 250 lucas, obviamente nosotros estamos buscando uno que esté acorde a lo que nosotros podremos pagar", explica.
Contra el tiempo
Pese a la buena noticia, el tiempo les apremia, puesto que tiene que encontrar otra vivienda con urgencia, pues los trabajadores de la constructora ya han acudido a demoler uno de los muros en dos oportunidades. La última vez fue el viernes pasado, y don Luis fue informado que el día de hoy llegarían nuevamente.
"Difícil encontrar algo para mañana (lunes), mi señora ha ido a buscar casas y no hemos encontrado aún. Nosotros no queremos una mansión, ni tampoco me quiero tomar esta casa, así que hay que seguir buscando. Los muchachos de casco blanco que son capataces, nada que decir con ellos, han sido un siete, pero mandaron a otro compadre que es como el segundo a bordo, que llegó más prepotente, que quería echar abajo no más la cuestión, ni siquiera me dirigía la palabra", recuerda don Luis.
Agrega que ya tienen sus cosas empacadas, esperando para mudarse.