Familia porteña cuida "entre algodones" a mujer de 105 años
Doña Olga vive junto a su hija de 81, quien le da los cuidados diarios. Sus nietas y bisnietas no pueden visitarla hace meses para no arriesgarse a que contraiga el coronavirus.
El caso de doña Olga Leiva es único, y su familia está consciente de aquello. Tiene 105 años de edad, muy bien conservados, pero hace dos meses que permanece estrictamente aislada producto de la pandemia. Su hija, también es grupo de riesgo.
Doña Olga tiene una hija, tres nietas, algunos bisnietos, y hasta tataranietos. Nació el 27 de marzo de 1915 y es una reliquia viviente para su familia, oriunda de Cerro Alegre.
Desde su cumpleaños número 100 en adelante, la han celebrado con bombos y platillos. Este año no pudieron festejarla, por razones obvias.
Su nieta mayor, Olga Cortez, dice sentirse afortunada de tener a su abuela durante tanto tiempo. "Para nosotros es un regalo, es una bendición para mi", dice.
Explica que doña Olga siempre mantuvo una vida muy sana. No fuma, siempre cuidó de sus comidas, y bebe prácticamente nada, a excepción de una copa de vino al almuerzo, hábito que ya dejó de lado.
"Ella nos crió con mis hermanas, porque mis padres trabajaban, y por lo que yo recuerdo, ella siempre se cuidó mucho", relata.
Sigue lúcida, y reconoce a toda su familia. No obstante eso, su nieta cuenta que ahora último su salud ha decaído. "Sus huesitos ya no soportan mucho su peso", explica Olga.
En cuarentena
Para evitar que pueda contagiarse, la familia decretó una estricta cuarentena. No la han podido ir a visitar. Olga cuenta que la última vez que la vio fue hace dos meses. La miró desde el umbral de la puerta con mascarilla y guantes.
Confiesa que se siente un conflicto interno en no poder verla, se contrapone la intención de no arriesgarla, y la posibilidad de verla viva por última vez. En los últimos días se han podido ver por videollamadas para no perder el contacto.
La centenaria mujer vive con su hija, Maria Luisa y una nieta. Es Maria Luisa quien asume la mayor parte del cuidado, a sus 81 años de edad.
"Mi mamá es la que está más cercana a ella, porque alguien ti ene que cuidarla, que coma, además que ella no quiere estar sola", explica Olga.
La "cuidadora" también es un grupo de riesgo, lo que supone una complicada situación. La familia quiere ir a ayudarla, pero con el solo hecho de entrar a la casa ya pueden ser un riesgo, por tanto se sienten atados de manos. Antes de la pandemia, tenían a una asesora del hogar, a quien debieron mantener suspendida hasta que pase la pandemia. Durante todas estas semanas es María Luisa quien debe poner el hombro a la situación.
"Mi mamá, la otra vez tuvo que salir a cobrar la famosa pensión de la tercera edad y además tiene el poder de la pensión de mi abuela. Fue la semana pasada, eso a nosotros igual nos preocupa porque todo esto de cuidar a mi abuela a ella también la agota. Ella está súper cansada", finaliza.
No reciben ayuda
La familia de Olga cuenta que no han confirmado si efectivamente es la persona más longeva de Valparaíso, pero es muy seguro que sí. Cuentan además, que no reciben ninguna ayuda por la edad de la mujer. Está inscrita en el Cesfam Mena, y como técnicamente no es una paciente postrada, solo recibe una visita al año. Producto de la pandemia este año recibió una visita especial, donde fue vacunada.