Elude en el campo el coronavirus
El emblemático ex jugador de Cobreloa, Héctor Puebla, tiene en su parcela de Valle Hermoso, en La Ligua, espacio para ejercitarse y tiempo para recordar.
En los años ochenta no había mediciones por GPS para saber cuántos kilómetros recorría un jugador en la cancha. Sin embargo, en esa época todos sabían que el que más corría, por lejos, era Héctor Puebla. Compañeros y rivales lo veían aplanar la gramilla con su inseparable camiseta loína y también con la "Roja" de la Selección Nacional.
Y ese despliegue el zurdo lo hizo como puntero, volante, lateral, stopper o líbero, que fueron los puestos que desempeñó durante su larga trayectoria que duró hasta 1996. También era el sello de este todocampista, el apodo que lo acompaña hasta hoy, y con el cual paseó el nombre de La Ligua por todas partes. Es que era más fácil decirle "Ligua" que decirle "Valle Hermoso", que es su rincón dentro de esa comuna.
Es por todo eso que al "Ligua" Puebla cuesta imaginarlo como están los futbolistas actualmente, confinados en sus hogares y haciendo ejercicios en patios y terrazas para mantenerse en forma y esquivar el coronavirus.
El cinco veces campeón con Cobreloa no retrocedía en el campo de juego, pero no obstante, ante el COVID-19 sí guarda distancia y comenta que "esta situación no la esperaba nadie, nos pilló como de sorpresa. Hay que trabajar desde la casa, pero a todos los que vivimos en el campo se nos hace más fácil". Y es que el "siete pulmones" como le decían, revela que la cuarentena que sigue es sin tanto encierro.
Del campo a la copa
"Aquí en Valle Hermoso se puede andar más tranquilo, no es como ir a La Ligua, donde transita más gente y hay más roce con personas que andan en la calle. Donde yo estoy es más simple la cosa, no hay tanta gente, te puedes ir a dar una vuelta al cerro, hay más espacio para hacer acondicionamiento físico. Es que más adelante, cuando se presente la oportunidad, hay que estar cien por ciento para jugar, ojalá lo antes posible", espera Puebla, extrañando tal vez alguna pichanga con los amigos.
Desde La Ligua, en plena década del 70, el joven aspirante a futbolista probó suerte en Unión La Calera y en San Luis, pero no halló cabida en los clubes profesionales que tenía más cerca. Por eso inició su carrera en el sur, en Lota Schwager, hasta que Vicente Cantatore se lo llevó a Calama en 1979.
El zurdo tenía capacidad de adaptación, porque de una zona lluviosa se fue al desierto para comenzar a brillar. "No fue tan difícil adaptarse, yo había hecho el servicio militar en Iquique, así que conocía el norte, por lo que me acostumbré rápidamente a Calama tras haber jugado tres años en Lota", recuerda el exseleccionado.
Con la casaca minera, Puebla conoció casi de entrada las grandes ligas. Antes de las recordadas finales de Copa Libertadores, la carta de presentación de Cobreloa en Sudamérica fueron los triunfos en Uruguay ante Peñarol y Nacional. "Fue una de mis primeras salidas al extranjero, era otro mundo. Era cosa seria enfrentar a esos grandes equipos. Antes de viajar habíamos jugado con Colo Colo en Calama, partido en que Vicente puso un equipo reserva. Ganamos y todos pensamos que jugaríamos los mismos en el Centenario, pero no fue así", rememora.
Pero de todos modos, el joven wing logró dejar su huella en Montevideo. "Estuve en la banca, tranquilito, hasta que el técnico me puso, y tuve la oportunidad de marcar el empate ante Nacional, tras pase del "Mocho" Gómez; después el "Trapo" Olivera hizo el 2-1", resume el "Ligua", quien años después (Copa América de 1989) se ganaría el respeto de Diego Armando Maradona, y también su camiseta, "que la guarda mi señora en una bolsa plástica, hay que preguntarle a ella dónde la tiene", cierra.
Claudio Morales Salinas
La Estrella de Quillota - Petorca