Matias Valenzuela
En tiempos de pandemia es de esperar que algunos pierdan el control, pero esa actitud podría afectar a terceros, siguiendo la lógica del "contagio emocional"
El concepto dicta que si un miembro de la familia sucumbe a la desesperación, esto se traspasará a los hijos, cónyuge o quienes estén a su alrededor, cayendo todos en un espiral de emociones negativas.
El académico magíster en Políticas Públicas y candidato a doctor en Psicología Positiva, Álvaro Acuña, señala que hoy algunos entienden que el sistema está andando y que si hacemos lo correcto todo estará bien y esa explicación les produce tranquilidad, serenidad.
"Otros en cambio ven en esta situación, el 'acabo' de todo, el 'fin' y no tienen a qué aferrarse para ser salvados, de hecho algunos citan textos bíblicos, otros cuestionan la información que se entrega por parte de las autoridades, acciones que producen emociones negativas como el miedo, pánico y la angustia".
Agrega que para evitar este contagio emocional es necesario cambiar la forma en la que nos estamos explicando los diversos eventos que están sucediendo en torno a la pandemia, y entrega tres guías de comportamiento:
"Si se piensa que son pensamientos que traemos arraigados desde que nacemos, se verá de manera muy difícil, pero se logra partiendo por algo y la forma de partir en este caso, es tomar conciencia de que estamos siendo catastróficos y pesimistas y luego, desde ahí, comenzar a cambiar las formas de pensar, comenzar el proceso de 'reestructuración cognitiva'", acota.
Otra estrategia "es el 'cambio atencional', lo que quiere decir dejar de poner atención a la pandemia y poner la atención en otra cosa; una película, un libro, entre otras cosas que sean de nuestro interés".
Si aún así nada resulta, Acuña plantea que "la persona necesitará un extra que lo o la motive, algo que la obligue a hacer el máximo esfuerzo por dejar de tener pena, miedo, pánico, tristeza y eso es pensar en el daño que le puedes provocar a otro, a través del contagio emocional".
Neuronas espejo
Adentrándose en la ciencia dura detrás de este principio, el académico explica que el contagio emocional se produce a través de un tipo de neuronas, llamadas "neuronas espejo", que hacen que las emociones se puedan contagiar de una persona a otra. La persona puede estar sonriendo, pero a las neuronas no las engaña y saben el miedo que está sintiendo y eso transmitido a la otra persona, que la recibe a través de sus propias neuronas.
"Eso hermoso que le quiere contar a los niños para que estén tranquilos, debe ser coherente con lo que está sintiendo", aconseja.