"Por favor, no cometan los mismos errores nuestros"
Valiosos testimonios de una italiana y un español confirman que la única manera de evitar el contagio es el confinamiento.
Hace 42 años que Soledad Gómez vive en Italia, específicamente en Génova, en la región de la Liguria. Esta chilena casada con un italiano y con dos hijos cuenta los más de 30 días de confinamiento luego que se conociera del primer caso oficial del COVID-19 en Italia.
Esperanzada en las cifras que parecen mostrar un decenso en el número de contagios, pero consciente de mantener por mucho tiempo las medidas de confinamiento y distanciamiento social para mantener a raya a esta enfermedad, para Soledad lo fundamental es que los seres humanos, sin importar dónde vivan, aprendan de las experiencias ajenas.
"Porque esto no es de un país como se creyó un momento, no es que los chinos y su cultura, o los italianos, es la humanidad. Está probado ya cuán contagioso es este virus y lamentablemente está probado también que las distintas naciones han cometido los mismos errores de quienes les han antecedido en la aparición de casos. Por favor, no cometan los mismos errores nuestros", dice al teléfono.
Soledad mantiene contacto permanente con su familia en Chile, en particular con su madre y primos. Por lo mismo está al tanto del avance de la enfermedad en el país y de las medidas adoptadas.
Por eso le preocupa la actitud general de cierto relajo que aun se advierte entre los chilenos y sostiene que fue la misma actitud que tuvo ella, como el resto de los italianos, ante el primer reporte oficial que fue el 21 de febrero.
"Lo primero que hicieron las autoridades aquí en Italia fue tratar de no alarmar mucho porque fuimos el primer país en Europa donde afectó mucho esta enfermedad. Se suspendieron los vuelos hacia y desde China, pero no se realizaron las cuarentenas ni tampoco los testeos", recuerda.
A su juicio, lo negativo en Italia es que se reaccionó tarde ante algo que se desconocía y muchos, por ejemplo, en Milán, tomaron la suspensión de clases como vacaciones. Lo bueno, en su opinión, es que en Italia, a diferencia de otras naciones, se privilegió la salud por sobre lo económico. Desde el 11 de marzo los italianos están con cuarentena total.
"Para mí lo que hizo primero Alemania y más tarde nosotros, fue dejar en casa a los mayores. Además en Italia nuestros mayores salen mucho, hacen vida social, salen a bailar, se encuentran en el bar, fue una medida adecuada", considera Soledad, al tiempo que agradece que se haya puesto el foco en la salud y no en lo económico.
La cuarentena total en Italia se definió hasta el 13 de abril, pero ya se habla de extenderla por un mes más.
Madrid
Fernando Rebello vive hace 30 años en Madrid y cuenta que sin caer en el sensacionalismo, en España se han visto escenas dantescas.
En su opinión, la cercanía geográfica, relación y conocimiento de lo que sucedía en Italia, ayudó a tomar conciencia que el virus se expandía y que no solo era una epidemia local en China.
"A finales de febrero y la primera semana de marzo aparecieron tres o cuatro casos de contagiados en España, eran turistas extranjeros. Días más tarde, se avisa del primer español con coronavirus y saltan las alarmas. A mediados de marzo ya estábamos confinados en nuestras casas. En dos semanas el contagio creció exponencialmente y cuando llegamos a la tercera semana de marzo era devastador, las UCI´s no dan abasto para acoger a tantos contagiados, la situación se desbordó", detalla haciendo una cuenta cronológica junto a su pareja, Rafael Chía.
Para esta pareja chileno-española, la última semana de marzo el Gobierno español toma la segunda decisión clave: confinar en sus casas a todos los trabajadores no indispensables para cubrir los servicios de primera necesidad.
"Sentimos que nuestro aporte, como ciudadanos, como vecinos, como personas, hoy por hoy sanas, es confinarnos, encerrarnos en nuestras casas, para evitar que se propague el virus. Nos sentimos responsables", precisa Fernando.