Francisca Avsolomovich - La Estrella de Valparaíso
Estanterias pronto a vaciarse, cajas, pilas de libros y hasta un plumero se pueden ver al interior de la querida librería porteña Concreto Azul, la cual el 31 de marzo cerrará sus puertas a la comunidad.
La icónica Subida Cumming acogió desde 2017 el proyecto literario que buscó, más que vender libros, ser un espacio cultural de encuentro y diálogo.
Talleres, exposiciones, charlas y lectura de poesías fueron algunas de las actividades que la librería ofreció durante sus tres años de vida, cuenta Nicolás Muñoz, librero del local.
El estallido
Durante los primeros días de Octubre "los días más bélicos", señala Nicolás, los miembros del proyecto sabían que la calle era el lugar en el que tenían que estar.
Nicolás, quien se dedica a ser librero hace doce años, relata las experiencias que vivieron y señala que, "de repente llegaban personas arrancando de Carabineros y nosotros les abríamos y les echábamos agua con bicarbonato para poder ayudarlos".
Asimismo, narra que tras los enfrentamientos entre manifestantes y carabineros en calle Cumming, al día siguiente el local quedaba blanco por los gases lacrimógenos y "eran doce horas sin poder respirar".
Debido de lo anterior, donde "estábamos preocupados de hacer otras cosas y la gente tenía otras preocupaciones", bajaron abruptamente las ventas.
Eso llevó a que en diciembre empezaran a analizar la factibilidad de la situación. "Comenzamos viendo mes a mes, luego cada dos semanas, semana a semana, aguantemos hasta que aguantemos", cuenta Nicolás, hasta que finalmente decidieron cerrar Concreto Azul.
El librero cuenta que los más cercanos a la librería entendían el por qué y sabían que se encontraban en un proceso de cierre paulatino.
Proyecciones
Los creadores del proyecto no quieren perder este valioso espacio, el cual hoy arriendan y se volvió insostenible económicamente.
A Nicolás le gustaría que se convirtiera en un centro cultural, pero que no hay ninguna certeza en aquello.
Afirma que dependerá de lo que vaya sucediendo de aquí a finales de marzo.
Mientras embalan cajas con libros y limpian los estantes, la gente sigue acercándose a la librería y se van sorprendidos por el pronto cierre y los precios de los libros. "Está todo a mitad de precio", responde Nicolás mientras atiende a una clienta.