Son las doce de la mañana en Villa Alemana y el sol no es obstáculo para los trabajadores de la Central de Operaciones de la municipalidad de la comuna.
Sueño de niña
Ser mujer hoy
Resiliencia
Mientras muchos hombres conversan , se escucha a lo lejos una voz firme y femenina: la de Roxana Alegría, primera y única conductora de camiones aljibe de la región.
Con un traje que la cubre de pies a cabeza y unos lentes de sol oscuros, Roxana nos enseña su lugar de trabajo y el camión que conduce cada día. "Amo mi trabajo y amo llegar acá porque me reciben bien", dice, sin poder borrar la sonrisa de su rostro.
El día de Roxana empieza en la madrugada. La oriunda de Viña del Mar pasa a dejar a su pareja a Valparaíso y luego emprende rumbo a la Ciudad de los Molinos. Si bien son inciertas sus horas de trabajo -muchas veces dependen de lo que depare el día-, ella siempre llega media hora antes de que empiece su turno.
"A dónde me manden, voy. Ya sea a entregar agua o trabajar en el camión del aseo", cuenta la única aljibera de la región.
Roxana Alegría rompe los estereotipos en un rubro ampliamente poblados por varones. Partió desde pequeña con su inquietud por las máquinas y la conducción.
"Mis papás siempre nos sacaban a pasear con mis tres hermanos y yo siempre miraba a los conductores de micro. A mí no me enseñó nadie a conducir, aprendí mirando y ese es mi fuerte. La primera vez que tomé un vehículo ya sabía lo que tenía que hacer", afirma emocionada.
Partió siendo chofer de micro en las líneas 209, 501, 505 y 510, sin embargo, luego optó por dejar la locomoción colectiva. "Trabajaba en las noches, pasé varias cosas, me quisieron asaltar y me chocaron, con eso último decidí retirarme del trabajo y decidí ingresar a la municipalidad de Viña del Mar para ser conductora en 2012".
Roxana tiene perros y gatos. "Ah, y también tengo un hijo" agrega, riéndose. Sin embargo, quien le roba el corazón es su sobrina Belén, de cuatro años. "Mi sobrina dice: yo voy a conducir camiones igual que mi tía. Me ama y admira mucho. Es mi bebé", expresa.
Durante un año Roxana trabajó para la municipalidad de la Ciudad Jardín. Entre lágrimas recuerda que vivió situaciones de acoso y hostigamiento por parte de algunos compañeros de trabajo. "Me tapaban la motobomba, me tiraban piedras al tambor, no sé si habrán alguna vez manipulado los frenos, pero una vez quedé sin frenos bajando por El Olivar", asegura, estremecida.
A pesar de haber hecho todas las denuncias correspondientes, dice Roxana que nunca obtuvo una respuesta formal. "La jefa me sobaba la espalda, pero después me apuñalaba igual porque nunca me defendió, siendo que ella también es mujer", dice, y agrega que tampoco pudo llegar a plantear su problemática ante la jefa comunal.
Tras asistir a consultas sicológicas en el IST, donde fue derivada por sus jefaturas, Roxana fue diagnosticada con depresión laboral. "Fue fuerte lo que viví. Todavía duele. Mis compañeros me hacían sentir como que era una peste", declara, conmovida.
Luego de ser diagnosticada, Roxana se ausentó de sus labores por licencia médica, no obstante, antes de que ella retomara su trabajo, le finalizaron el contrato.
Luego de su experiencia en Viña del Mar, Roxana comenzó a trabajar en el área de operaciones de la municipalidad de Villa Alemana, donde conduce el camión aljibe y, a veces, los camiones recolectores del aseo comunal. Es la única mujer en estas labores y hoy disfruta su nuevo trabajo.
Las heridas de Roxana aún no cierran, pues no ha recibido la justicia que lleva esperando durante este tiempo.
Frente a esta situación, espera que más mujeres se atrevan a desafiar los prejuicios.
Entre sus proyecciones están tener muchos nietos y lograr juntar el dinero que necesita para operar a su mamá que padece de discoplastia en las caderas. Asimismo, reconoció que le gustaría ver a más mujeres en los camiones aljibes, pese a que ya hay un importante número de ellas conduciendo micros, colectivos y camiones.