Mucho se ha hablado de la salud mental de nuestros jóvenes, la PSU sin lugar a dudas juega un rol importante en el estado anímico. Con la postergación de la PSU 2019, sumado a la gran cantidad de jóvenes que no pudieron rendirla por los más de 60 establecimientos que presentaron inconvenientes hace aumentar la ansiedad.
Cada año vemos como un porcentaje importante de jóvenes que no alcanza el puntaje deseado para poder ingresar a la carrera que anhelan o más lamentable aun incluso quienes no logran el puntaje mínimo para poder postular a cualquier carrera, lo que les genera dudas en su futuro y desmotivación. Además, deben esperar un año para poder nuevamente dar la PSU, así que algunos deciden ingresar al medio laboral o simplemente estudiar en una carrera no deseada para no ser parte de los NiNi. En este lapso de tiempo, la incertidumbre se apodera de sus vidas, podrían incluso no ingresar a la educación superior; quién sabe si estamos perdieron grandes profesionales, académicos o científicos.
Que la PSU se pueda rendir dos veces en el año sólo para quienes la van a rendir nuevamente. De esta forma, habrá una segunda oportunidad que no condena a los postulantes a esperar un año, incluso no solo podrían ser 6 meses para repasar los contenidos, sino que además podría ser una oportunidad de búsqueda de justicia educacional donde podríamos buscar herramientas y metodologías para preparar a estos jóvenes en un ambiente dedicado, para que la PSU deje de ser una brecha socio-educacional.
Quizás lograríamos disminuir la pérdida de alumnos en el sistema universitario, evitar que estudien carreras que no les gustan porque solo entraron por puntaje y acortar al año de espera de los postulantes, son algunas de las razones que planteamos para realizar la PSU dos veces al año.
Stephen S. Cortes
Carolina Zanzana A.