La automotora de calle Uruguay que fue totalmente quemada el 19 de octubre sigue causando dolores de cabezas.
A casi dos meses del día del ataque incendiario, la sede de Rosselot seguía prácticamente igual, con los escombros carbonizados y hasta los vehículos atrapados entre fierros y latas quemadas. Nadie se preocupaba de remover los escombros.
Eso cambió hace poco, pero con un contratiempo. El día miércoles hubo trabajos para retirar los escombros, pero al ser fiscalizados por funcionarios municipales se detuvo la acción, y la persona a cargo fue citada.
Claudio Opazo, administrador municipal, explicó que se ordenó la detención del despeje por no haber condiciones de seguridad mínimas.
"Se realizó una fiscalización por parte de la Dirección de Obras Municipales, a solicitud del Departamento de Emergencias del municipio, debido a que se estaba ejecutando una faena de demolición sin las medidas de seguridad pertinentes, es decir, no se contaba con extintores, prevencionistas, equipamiento de seguridad por parte de los trabajadores, ni tampoco se había realizado el cierre perimetral correspondiente ni los trámites administrativos para este procedimiento. Es por eso que se cursó una citación y el próximo lunes sostendremos una reunión con el dueño del terreno, para resolver a la brevedad los procedimientos administrativos y de seguridad que nos permitan avanzar en el retiro de la estructura siniestrada", explicó.