Quiero hacer un comentario sobre un reportaje que trae este último sábado la Revista "Sábado" de El Mercurio de Santiago, publicado bajo la firma del periodista Gazi Jalil, referido al sargento FACH, don Santiago Velásquez, uno de los tripulantes del avión Hércules, quien cumpliendo su sueño antártico voló hacia la Eternidad, junto a 37 otros funcionarios. Y el que comento no es un reportaje tradicional, sino que todo éste se desarrolla con lo que la esposa del suboficial, doña María Inés Parada, va contando sobre la vida institucional y como jefe de hogar de su marido, lo que le otorga más validez y emotividad al relato. El, tras 35 años de vida institucional, se aprestaba a su retiro para marzo próximo, tras una impecable hoja de servicios, con un premio adicional: su soñado viaje a la Antártica. María Inés Parada, separada y a cargo de sus tres hijos, estaba pasando por malos momentos económicos y un día tuvo que concurrir a un supermercado a comprar un tarro de leche para Paz, su hija menor, sin embargo no tuvo otra alternativa que adquirir uno de los tarros más pequeños. El entonces cabo de la FACH Santiago Velásquez se fijó en ella, compró un tarro de los más grandes y algunas otras mercaderías, y la siguió hasta su casa con su preciosa carga de alimentos. Y de ahí nació una relación sentimental que los llevó al matrimonio, convirtiéndose él en padre de esos niños. Por eso la menor, Paz, siempre decía "yo elegí a mi padre".
El domingo anterior al viaje se hizo una celebración familiar, que en la práctica se convertiría en la última celebración de esa índole, en la que estaría presente el hoy malogrado sargento Santiago Velásquez, entonces sin presagiar siquiera que en escasos días después ese ejemplar jefe de hogar, junto a otras 37 personas, estarían realizando su último vuelo a la Eternidad.
Es un hermoso relato que no he resistido el impulso de comentarlo para los lectores de "La Estrella" de nuestro Puerto, que no han tenido la emotiva oportunidad de leerlo, en su texto original de la Revista "Sábado".
Washington Sandoval Gessler