Mónica González visitó el estudio de Región F apenas dos días antes del estallido social. González, Premio Nacional de Periodismo 201, reportera, investigadora, escritora y editora, no poseía un oráculo o bola de cristal. Sin embargo, y como revela esta entrevista, sus años de escrutinio al poder y sólida formación periodística le permitieron -aún antes del "día D"- hacer un duro diagnóstico del Chile actual y casi pronosticar lo que se venía.

Defensora acérrima de su profesión, dice que no hay un mejor momento o más necesario para ejercerla que ahora: "Hoy, cuando la justicia no hace su labor, cuando el Congreso está diseñado para crear forados en la ley... porque no es como antes que decíamos 'hecha la ley, hecha la trampa'. No, ahora la trampa se hace mientras se diseña la ley, son forados deliberados", denuncia molesta.

En un sistema que califica como viciado, es el gremio al que pertenece el encargado de fiscalizar: "Los periodistas debemos mostrar el origen del forado, los nombres de los parlamentarios que lo votaron, exponer quién lo ideó, además de investigar el patrimonio de ese parlamentario que se enriqueció y el del resto que también se benefició económicamente por votar a favor de esa ley. Ahí se va a acabar la impunidad. Para eso tenemos que hacer buen periodismo", declara categórica.

Impunidad

Mónica González lee con prístina claridad la sociedad chilena y su contexto: "Tenemos un narcotráfico que avanza a pasos acelerados, farmacéuticas con precios de medicamentos que son un delito (...) y empresas mineras que luchan cuerpo a cuerpo por el agua (...) Hubo un presidente, Frei Ruiz-Tagle, que privatizó el agua. Algún día Frei va a tener que responder, aquí estamos hartos de la impunidad", remata con voz firme.

Justamente "poder e impunidad", admite, es la combinación que más la indigna. "No nacimos para ver a un hombre encarcelado por robar un balón de gas. Un joven que, desesperado por calentar a sus abuelos, que están muertos de frío en Punta Arenas, recibe cinco años y un día de cárcel por un cilindro que no puede pagar (...) Unos desgraciados que han hecho un crimen impresionante, perjudicando a tanta gente -alzando el precio de los medicamentos, alzando el precio del papel higiénico, alzando el precio de los pañales-, no tienen ni un solo día de cárcel. Yo eso lo encuentro, indignante, oprobioso. Eso no habla de un país civilizado".

-¿Hay ahí un matrimonio incestuoso entre el poder económico y el político?

-Lo que hay entre la plata privada y las autoridades públicas y los negocios es una asquerosidad sin límites. Yo no estoy diciendo nada que se me haya ocurrido en el baño, estoy hablando de hechos que he reporteado durante años, y que me revuelven.

González se refiere al agua, al litio, a la ley de pesca, a las AFPs y un etcétera tan extenso que dificulta la enumeración. Pero para recordar y respaldar están los frutos que ella misma ha sembrado. "Hay nombres concretos, están ahí en los reportajes de Ciper. ¿Cuánta plata obtuvieron? Se evidencia la impunidad", sentencia.

Nuevos historiadores

En este contexto, Mónica González destaca el rol del periodismo.

-¿Sin ideología?

-La ideología la tiene cada uno. Lo que yo digo es sin partido. Yo tengo mi ideología, yo tengo mi manera de pensar; pero cuando salgo a reportear, y entrevisto a alguien que piensa igual que yo, pero es un corrupto, le doy con todo nomás. Mi pregunta la hago. Lo que genera el respeto es que la persona que está adelante sabe que te preparaste. No hay receta más importante en periodismo que saber a cabalidad el tema que vas a preguntar".

"Con hechos, con convicción, con pruebas, con documentos: los periodistas somos los geógrafos de este continente, del dolor y también de la esperanza. Somos los nuevos historiadores. Cuando las nuevas generaciones hagan historia, nos van a buscar a nosotros. ¿Qué más místico y emocionante que eso?", concluye.