Erika Rojas Salazar
Decretos de emergencia hídrica y agrícolas, mesas de trabajo, entrega de subsidios para crianceros y agricultores y campañas para ir en ayuda de animales y comuneros han marcado la pauta este año y la última década.
Megasequía o la peor sequía de hace 50 años se ha denominado el tema en los medios de comunicación, términos inadecuados según el geógrafo Patricio Rubio, director del magíster de Gestión del Agua de la U. Santa María y con un doctorado en temas en ciencias de la tierra de la U. de Barcelona, quien puntualiza que derechamente hay que hablar de un cambio en el clima.
"Para solucionar el problema de la escasez hídrica hay que tomar en cuenta que en los últimos 30 años hemos perdido un 25% de las precipitaciones en la región de Coquimbo y Valparaíso. Si esto está comprobado, ya dejaría de hablar de sequía y comenzaría a hablar de un clima más seco o semiárido en la zona central. El clima ha cambiado y no vamos a volver hacia atrás a períodos más fluviales como antes", aseveró el académico, quien aconsejó replanificar la actividad económica, especialmente agrícola y ganadera.
Rubio sostuvo que la tecnificación ha ayudado a producir más con menos, pero que de ninguna manera estos adelantos se acercan a ese 25% de agua perdida.
-¿A qué medidas se debe apuntar bajo este nuevo panorama climático?
-Hay que erradicar determinados tipos de labores rurales porque no hay agua. Es así de claro. Cuando hablamos de crianceros, lamentablemente no sacamos nada con darles un fardo si el próximo año pasará lo mismo y el subsiguiente lo mismo. No podemos perder recursos para una actividad que no tiene futuro.
Ellos deben trasladarse a tierras más húmedas, hacia la Séptima Región, pues actualmente los agricultores de la zona están con una agricultura de subsistencia y subdesarrollada y eso no es necesario actualmente. Acá lo importante es planificar y llevar las actividades donde éstas no requieran mayor sacrificio para las personas, animales y plantas.
150 litros diarios
La opinión del académico es tan contundente que expresa que no vale la pena invertir en embalses ni mejorar obras de regadío si no hay más agua. "Como nos cambió el clima, la preferencia debe ser para el agua de boca y ahí se da otro problema, pues sigue creciendo la población y a cada persona nueva que entra al sistema son 150 litros de agua diarios por persona. En este momento se centra la atención en la entrega de agua en las grandes ciudades, pero el problema ya se suscita en los sectores rurales donde hay APR (agua potable rural), quienes son los que más sufren", detalló el geógrafo.
-¿Se ha actuado a corto plazo, pensando en sequía y no en el cambio climático?
-No existe una política de adaptación al cambio climático, la palabra no es mitigación, pues nos debemos adaptar a un clima que es más semiárido y que nos ha quitado un 25% de precipitación los últimos 30 años. Cuando me hablan de sequía yo me pregunto ¿qué sequía? si los próximos años no volverá nada a la normalidad.
-¿Habría que irse a vivir al sur o pensar en soluciones como carreteras hídricas o desalinización?
-Hay que desconcentrar todas las actividades que utilizan mucha agua en las zonas semiáridas de Chile y llevar hacia el sur los mataderos o empresas agropecuarias. Respecto a soluciones como desalinación del agua, esto encarecería el costo y por ejemplo si en Valparaíso se usa el mar, habría que elevar en un 150% el costo. El proceso y la impulsión o bombeo del agua es muy costoso. Ese es el gran problema, subir el agua de mar hacia la altura en que se ubica la población. En otros países se ha hecho, pero son de mayores recursos. En el norte se usa para la minería el agua del mar. Para ellos es rentable, pero acá no.