El vino de cereza quiere conquistar Chile y el mundo
El "Oro Rojo" del Maule, principal región del país que exporta este fruto, ahora es una bebida que se prepara para competir con la industria de la uva.
"Me gusta el vino porque el vino es bueno...porque sale chorreando de la uva... porque tiene sabor a campo lindo", son frases que forman parte de la famosa canción del hoy vilipendiado folclorista Tito Fernández.
Y el Temucano tenía razón en algunas cosas, como que el vino es bueno y que tiene sabor a campo lindo eso nadie lo discute. Pero eso que que "sale chorreando de la uva"...podría ser no del todo cierto.
Claro porque esta larga y angosta faja de tierra al final del mundo no solo fue bendecida con los mejores mostos para elaborar el llamado elixir de los dioses, sino que también de un apetecido fruto del que ahora también se hace vino: la cereza. Así es, porque aunque usted no lo crea ahora se elabora vino de este fruto.
A los creadores de esta novedosa industria los conocimos en la vendimia de Curicó, en un pequeño stand en que vestían poleras con la leyenda "Garbo, cuerpo de vino, alma de cereza".
Son Pedro Pizarro y Bárbara Barrera, matrimonio que reside en el sector de Los Cristales en las afueras de Curicó. En su predio se dedicaban al cultivo de la cereza tradicional, que en la región del Maule alcanza su máxima expresión al punto que le denominan el Oro Rojo, fruta que en su mayoría se exporta a mercados asiáticos.
Parte de la producción que no va al exterior está destinada a sulfitado y congelado de pulpa, pero el precio que alcanzaba este formato no da para cosechar esos remanentes de frutas. "No solo nosotros, otros agricultores también optaban por dejar la fruta en el árbol, dado que salía más caro cosecharla que comercializar la cereza en esos formatos. En el Maule hay condiciones que favorecen este emprendimiento, ya que cuentan con materia prima de bajo costo que corresponde al 20% de cereza no exportable", explica Pedro que es ingeniero agrónomo.
Como buenos emprendedores barajaron diversas alternativas de comercialización, y fue así que el verano que pasó optaron por darle a la cereza un valor agregado y una identidad local. Así surgió la idea de elaborar un vino.
Cosecharon la fruta cuando estaba levemente sobre madura, y de esta forma obtuvieron un potencial de alcohol mayor. Para la producción inicial partieron con 8 mil kilos del huerto familiar. Asesorados por un enólogo arrendaron los servicios de maquila en una viña de la zona y con técnicas muy similares a las que se ocupan en la industria vinífera de uva, se fermentaron las cerezas en un cien por ciento.
Los creadores de "Garbo" no ahondan en los detalles del proceso de elaboración del vino para defender su capital intelectual, pero el producto conseguido es de calidad, y tuvo su estreno en la popular vendimia curicana.
Para esa fiesta comercializaron un vino de 11 grados de alcohol, refrescante, de notas ácidas complejas y fresco en la boca, un tinto similar a las sangrías que están de moda. En una barra a granel vendieron degustaciones gasificadas y otras sin gasificar. "Queremos generar una industria en torno al vino de cereza, poder agrupar incluso a otros agricultores de huertos tradicionales que tengan esta problemática, buscar modelos asociativos de cooperación y desarrollo, y llegar con un volumen interesante para abordar segmentos internacionales como el mercado chino", sostiene el ingeniero agrónomo Pedro Pizarro.
El esfuerzo de estos emprendedores tuvo su rédito cuando su proyecto fue seleccionado entre más de 100 presentados a un fondo administrado por Corfo y el Gobierno Regional. Fue el mejor evaluado por la proyección en el territorio y el impacto que puede tener en los agricultores del rubro, y así obtuvieron 25 millones de pesos para la asesoría enológica, maquila, desarrollo de marca, estudios y análisis.
Para este año la idea de esta familia es insertarse en el mercado local a través de los canales del circuito gastronómico. Un desafío mayor es mandar algunas muestras del producto al mercado chino, para luego programar la cosecha en noviembre con los negocios ya concretados y analizar los volúmenes destinados a la fermentación. Ya cuentan con un volumen en barriles de roble americano que estarán en crianza hasta julio.
El vino de cereza que por ahora tienen en guarda está destinado a tiendas boutiques especializadas, y a la oferta gastronómico local ya que no están preparados aún para dar el salto al retail. Este año hay un volumen reducido con stock limitado. Como el producto está catalogado en el segmento premium, calculan que la botella tendría un valor aproximado de 13 mil pesos, considerando que en España, donde produce una bebida del mismo fruto, la botella alcanza los 20 dólares.
En la empresa para fabricar "Garbo" además de Pedro y Bárbara se desempeñan un enólogo, un ingeniero en alimentos, un someliere y tres agentes comerciales. Aparte de dar a conocer el producto, están abocados a efectuar análisis químicos a los contenidos de antioxidantes y otras características que serían beneficiosos para la salud. "Los alimentos fermentados y en barra espumante están en boga, al igual que la cereza, así que creemos que es un producto de alta proyección. Sabemos cómo empieza pero tiene proyecciones insospechadas".
Mayor información del proyecto se consigue en Instagram y el fan page de la familia llamado "El portal de Los Cristales", o en el correo electrónico portaldeloscristales@gmail.com
Fabián San Martín D.
fotos Manuel lema olguín