Directa, de ideas claras y de luchas bien definidas también. Mónica Rincón -la periodista, la profesional, la conductora- cada semana mira directo a cámara y lanza en poco más de un minuto, varias verdades a través de la pantalla de CNN. Hoy lo hace para Región F. Inclusión, feminismo, igualdad y "valorar -y no solo tolerar- la diversidad" son algunas de sus banderas. Y asume los costos: "Los que estudiamos periodismo lo hacemos para cuestionar al poder, para cambiar las cosas… tú trabajas para la gente, ellos son tus jefes finales. Entonces ¿ha tenido costos decir las cosas? Sí."

Pero no se arrepiente. En efecto, le llama la atención que se genere tanto revuelo en torno a sus columnas, algunas de las cuales alcanzan más de 4 millones de visitas en su versión online: "Siempre los diarios han tenido editoriales, las radios han tenido opinión. En espectáculo, en fútbol, por ejemplo, se hace crítica. Ahí no importa, pero cuando cuestionamos a los poderes, al machismo, a la xenofobia; genera molestia. Resulta singular que algunos opinen que no debiéramos opinar, eso ya es una gran contradicción", sentencia.

-Un rol de los medios con el que te has mostrado muy comprometida es la fiscalización del poder. En ese sentido, ¿Cuál es a tu juicio el pecado capital de la clase política?

-Primero, debiera ser muy urgente tomar más en serio el tema de la corrupción; hay una deuda pendiente que genera desafección en la ciudadanía respecto de las instituciones y la democracia. Podemos encontrar varios episodios en los que se hace vista gorda a la importancia de sancionar penalmente estos hechos llegando a acuerdos políticos y obviando la importancia de la sanción penal. ¿Por qué los delitos electorales -que los parlamentarios están expuestos a cometer- tienen que prescribir en dos años y el resto en cinco? ¿Por qué todavía los crímenes de cuello y corbata tienen una sanción tan baja?

También es tajante a la hora de identificar la segunda falta: "La clase política está más pendiente de los efectos electorales que de pensar a fondo cómo se responde a la oferta populista. Están apagando un incendio, y no pensando en el largo plazo", dice.

Favor versus justicia

Reconoce que se ha avanzado durante los últimos años hacia una mayor igualdad e inclusión; pero aún falta, y mucho. "Somos un país profundamente discriminador hacia las minorías sexuales, hacia las personas en situación de discapacidad, hacia las mujeres y también hacia los migrantes", dice. Parte del problema, afirma, es cultural, pues cuando se consiguen pequeñas grandes victorias en pos de la igualdad, "muchos tienden a verlo como un favor, cuando en realidad lo que se está haciendo es simplemente dejar de vulnerar un derecho".

Mónica Rincón -la periodista, pero también la mujer y la madre- ha hecho de esa una batalla cotidiana: "Dar voz justamente a esas personas que no la tienen o no están siendo escuchadas". Clara, su hija con Síndrome de Down fallecida con apenas 2 años de edad, es su motor: "Conciencia inclusiva -uno de sus programas en CNN- no existiría si ella no hubiera nacido. Yo como muchos, era completamente ignorante respecto de lo que vivían las personas en situación de discapacidad". Reconoce que le dio vergüenza notar, a partir de su experiencia personal, que no existía ningún espacio dedicado a este segmento: "Había un vacío súper importante. Es profundamente periodístico hablar de estos temas; ¿Para que estudiamos periodismo si no es para democratizar la información?", asevera.

Puertas adentro

Aún resuenan las palabras de una de sus más mediáticas columnas: "La revolución será doméstica o no será". La periodista es enfática en sostener que mientras la igualdad sea puertas afuera, no será real.

-Cambiar el foco desde el marido que ayuda al esposo que realmente se hace cargo...

-Exacto, creo firmemente que hasta que el feminismo no entre en la esfera del hogar, no va a haber igualdad. Cuando el feminismo es puertas afueras, no es feminismo. Hemos avanzado mucho en que las mujeres se incorporen a la esfera pública, pero creo que ahora viene una segunda necesidad, que es que el hombre se incorpore en la esfera privada. No existe la co-crianza como un concepto que realmente se cumpla. ¿Qué es lo que me motiva a mí? Tratar de eliminar los desbalances de poder. El machismo, la xenofobia, la discriminación, no son sino desbalances de poder. En el caso del machismo, el 50% de la población está teniendo más derechos y más privilegios que el otro 50%. Eso es lo que motiva o debiera motivar a cualquier periodista, a cualquier persona. No creo que se pueda ser demócrata sin ser feminista, así de radical.

En ese sentido, reconoce el rol preponderante que ejercen los medios de comunicación como socializadores: "Hay que cuidar el lenguaje, hay que cuidar la forma en que se tratan los temas. En general eso ha ido cambiando, pero todavía se usa la discapacidad intelectual como una forma de insulto. Todavía a una mujer se la trata de histérica, todavía a un hombre se le dice bipolar. Debiéramos erradicar esas palabras de nuestro lenguaje, no por ser una especie de policía, sino por tener un corazón sensible a lo que vulnera los derechos del otro.