Estimada Directora:
Me parece tan provinciana la polémica que ha suscitado la fidelidad en el personaje de la estatua de cera de Gabriela Mistral. Se trata de una representación que en absoluto afecta la importancia de la obra ni el legado de la poetisa, que es lo que de verdad debería preocuparnos. Ni las tablas superpuestas en la escultura de Iván Donoso en la Serena ni la escultura de Francisco Gacitúa ubicada en Vitacura con Américo Vespucio son la misma Mistral, son apenas impresiones de ella, como lo es el Gernika de Picasso o el expresionismo de Munch o la última Cena de Dalí.
No hay que preocuparse de sus imágenes, sino más bien de la verdadera Mistral, aquella que expresa su obra en versos dolientes, en la melancólica descripción de sus paisajes, que habla de la fuerza de sus versos, la denuncia y lirismo de sus palabras mágicas, de un territorio, de una fe y de una vocación de mujer.
Voluntades y unión
El paro de docente ha mostrado para muchos lo que no nos gusta de la educación, sobre todo grados de intolerancia y violencia, sin embargo poco se ha difundido a los profesores que no se han sumado a la paralización y que han cumplido con sus alumnos, esto es gracias a la voluntad y unión en donde sostenedores, cuerpos directivos, docentes y asistentes de la educación han sido fundamentales.
Quizás seria bueno mostrar esta otra "cara de la moneda", en donde la educación se forja de verdad y no en discursos vacíos.
Rodrigo Reyes Sangermani
Federico Urra