Tres puntos de oro sumó Everton ante Cobresal en Viña
El elenco ruletero venció por 2-1 a los nortinos y cerró su primer semestre en el 11° lugar.
Al final, la cuarta fue la vencida para el mega postergado encuentro entre Everton y Cobresal (el cual finalmente se jugó ayer pasado el mediodía... y con 75 días de desfase en relación a su programación original del 30 de marzo) y en donde los viñamarinos -merced a dos golazos de Juan Ezequiel Cuevas- lograron imponerse ante los nortinos, por 2-1.
Separados por apenas una unidad (y bastante apremiados en la parte baja de la tabla), el choque entre mineros y ruleteros fue asumido por ambos como de vital importancia para primero, cerrar de una mejor forma el primer semestre y alejarse un poco del "fantasma" del descenso.
El frío ambiente en que se jugó el encuentro (al que asistieron poco más de mil estoicos espectadores) y la incertidumbre por el tema vuelos, ya que muchos partían ayer de vacaciones, no mermó el entusiasmo de dos elencos que -aún con muchas irregularidades en su exhibición del juego- dejaron en claro el por qué están en la parte baja de la tabla de posiciones.
Bajo este escenario -y sin alcanzar el vértigo y la intensidad que hasta no hace mucho pregonaba su técnico, Gustavo Díaz- fue Everton el que asumió la iniciativa, con un juego que se basó en la solidez en el quite de Suárez y Freitas, junto a la rapidez y efectividad de Cerato y el argentino nacionalizado azteca, Juan Ezequiel Cuevas, quien se matriculó con dos golazos, primero a los 33' (remate violento arriba, desde unos treinta metros) y luego a los 64', tras una quirúrgica habilitación de Cerato.
Pocas armas
Al percatarse que Cobresal -salvo por Carlos Muñoz- no presentaba grandes fórmulas, ni variantes en ofensiva, fue Everton que tras un r+einicio conservador, salió en búsqueda del gol de la tranquilidad, el cual fue convertido por Cuevas.
Ya sobre el final del encuentro -y en un enredo en la última línea Oro y Cielo- fue el exwanderino Muñoz, quien acortó las cifras, aportando una dosis de angustia en el epílogo del pleito jugado ayer en Sausalito.