El poder de las abejas en la cárcel: terapia y futuro negocio
Apicultores de Casablanca desarrollan un inédito proyecto en el recinto penitenciario porteño para capacitar a los internos en el cuidado de los insectos y la confección de miel.
Marcela Guajardo Pérez - La Estrella de Valparaíso
Nora Fajardo jamás pensó que ir a ordenar una oficina para un taller en el Centro de Estudio y Trabajo (C.E.T.) de la cárcel deValparaíso le cambiaría la vida.
"Puse el mantelito, las tazas y me quedé escuchando porque hablaban de las abejas. Me interesó tanto que le dije al sargento 'tengo que ir'. Me dejaron de oyente y aquí estoy, me ha cambiado la vida".
Son diez internos, Nora la única mujer de un inédito proyecto a cargo de la Red de Apicultores de Casablanca que busca entregarles herramientas de desarrollo comercial y emocional a los internos.
"Nos hemos dado cuenta que las abejas además de los beneficios económicos que nos dan al producir la miel, otorgan beneficios en las relaciones, como nos relajamos cuando trabajamos con las abejas, decidimos llevar un poco de esa medicina al C.E.T. donde es tan necesario, en lugares donde hay más frialdad", comenta Pía Castro, presidenta de la organización.
Así empezaron hace tres meses, con unas pocas abejas y la familia se expandió al doble, ante la alegría de los propios internos, quienes ahora trabajan en equipo y muy preocupados de todos los movimientos que realizan los amarillos insectos.
"Me interesó como conocimiento general, porque solo sabíamos que producían miel y picaban (se ríe). Al principio da un poco de susto, pero nos dijeron en el taller que teníamos que ir tranquilos porque ellas reaccionan", comenta Claudio Soto, otro de los internos que participan en el taller.
Esa es una de las principales cualidades del éxito de este taller: el impacto conductual que ha generado en los internos.
"Me ha hecho muy bien mentalmente. En este lugar uno anda un poco a la defensiva y agresiva y esto nos ha servido mucho; mejor que terapia. No le tenemos miedo a las abejas, son iguales a un ser humano: trabajan, son constantes y que quede bien claro que sin ellas no existiríamos nosotros", asegura Nora.
"Se ha hecho un lazo, hemos trabajado en equipo, nos ha ayudado para comunicarnos más, hemos hecho amistades, el tema nos ha unido como colmena", bromea Claudio.
Si bien los internos que pueden acceder a estos talleres deben cumplir requisitos como buena conducta por un tiempo determinado, la responsabilidad de mantener las colmenas les ha permitido interactuar mejor socialmente. Ellos cuentan que la situación de encierro los lleva a ser introvertidos, pero la apicultura les ha permitido conversar y expresarse con sus compañeros; una verdadera terapia que les permitirá seguir en el camino de la rehabilitación y de la reinserción.
Apicultores
Los aprendices de apicultores en la cárcel porteña tienen varias responsabilidades, sobre todo en esta época, donde no hay mucha flora y deben alimentar a las abejas ellos mismos.
"El enfoque que tiene el curso es una apicultura ecológica. Que la misma colmena da el alimento y el medicamento a esa colmena. No aplicamos cosas externas, como azúcar, que se da en otros lugares, porque eso termina debilitando la colmena y aquí estamos viendo buenos resultados, solo con ese tratamiento", señala Pía Castro de la Red de Apicultores de Casablanca.
Los internos utilizan hojas de eucaliptos para ahumar las colmenas e investigar enfermedades o insectos invasores. Incluso hay un proyecto para plantar hierbas aromáticas y así mantener una buena alimentación para las abejas.
Producción
"Mis planes a futuro son hacer shampoo, jabones y cremas de miel, es un proyecto que espero cumplir", dice orgullosa Nora Fajardo.
La primera cosecha de miel se realizará a fines de año y ahí los internos aplicarán todos los conocimientos en la producción de miel y creación de subproductos, con el objetivo de poder más adelante crear sus propios emprendimientos fuera de la cárcel.