Juan Palma, el hombre que ha podado más de 300 palmeras
Este "hombre manos de tijera" es el único porteño que se atreve a escalar los árboles más altos de la Ciudad Puerto. Junto a su equipo lleva a cabo esta arriesgada tarea.
La historia de Juan Palma, un trabajador municipal de 65 años, se desarrolla en las alturas. Y es que este porteño de corazón se ha pasado gran parte de su vida arriba de los árboles más espigados de la Ciudad Puerto, ya que es el único hombre capaz de subir a las copas para podar el follaje, y evitar que las ramas caigan y se conviertan en un peligro público.
Lo encontramos trabajando en una vivienda de la Avenida Guillermo Rivera, mientras podaba el frondoso follaje de un árbol, con sus características antiparras y la motosierra eléctrica.
Desde arriba lanza la primera talla: "¿Cuánto me van a pagar por la entrevista?".
Ya con los pies sobre la tierra, Juan, "el Palma", como lo conocen sus compañeros, ironiza con la coincidencia entre su apellido y su oficio: "Yo soy Juan Palma, el hombre que corta las palmas".
Sabiduría de talador
"Llevo dos años trabajando en la municipalidad, pero antes trabajé muchos años para empresas que eran contratadas por el municipio. Partí haciendo labores de mecánica, porque yo soy mecánico en motosierra", relata Juan.
"Después aprendí a talar. Sacando cuentas, llevo muchos años talando árboles", reflexiona "El Palma".
Y agrega: "He talado todas las palmera de la Avenida Brasil y Errázuriz, las de la Plaza Victoria y Plaza O'Higgins, también las del Cementerio n° 3 de Playa Ancha. En total son casi 300".
Juan reflexiona sobre lo complejo de su labor: "No es una pega simple, porque uno tiene que tener sabiduría en el sistema de trabajo. Cómo cortar, a qué altura, en qué tiempo hay que cortar un árbol. No es llegar y pescar un árbol, como la gente que piensa que uno los mutila".
Palma asegura que la caída de un árbol puede ser fatal. En sus años de oficio, ha recorrido todos los cerros y barrios de Valparaíso cortando árboles que amenazan caer sobre viviendas o en la vía púbica.
También le ha tocado acudir a emergencias, sobre todo en invierno, cuando los temporales y sus fuertes vientos derriban los árboles sobre las techumbres.
"Es triste cuando la gente pierde sus casas por la caída de un árbol que arrasa con todo el techo, y en invierno se filtra el frío y la lluvia".
- ¿Y no le da miedo subirse a los árboles?
- Varias veces he quedado colgando de las palmeras. Igual lo bueno es que yo tengo mi propia seguridad. Tengo cinturones, taquines y unos ganchos. Pero a veces pasan cosas, una vez se me soltó un gancho y quedé pataleando en el aire.
- ¿Ha sufrido accidentes?
- El otro riesgo es con la motosierra. Me he cortado varias veces las manos. De hecho perdí parte de un dedo. ¡No, sí la pega de las palmeras es muy riesgosa!
Trabajo en equipo
A pesar de lo riesgoso, Juan Palma confiesa que le gusta su trabajo en el Departamento de Parques y Jardines porteño.
De lunes a viernes Juan y sus compañeros de labores comienzan su jornada a las 7:30 de la mañana, pero solo pueden comenzar a podar desde las 9 de la mañana.
De ahí, salen en cuadrillas con sus compañeros hacia distintos barrios o casas particulares donde deben podar árboles que han sido notificados como riesgosos, o a solicitud de los propietarios de la vivienda privada donde se encuentra el árbol.
Juan hace el trabajo en altura, y sus compañeros concluyen las labores abajo en tierra firme. Ellos trozan los troncos y juntan las ramas para luego trasladarlas hacia el relleno sanitario El Molle.
"A veces la gente se enoja y salen a retarnos. Nos dicen: '¡Pa' qué cortan el árbol!' Incluso llaman a Carabineros. Es que no entienden que uno los poda y después las ramas vuelven a crecer", asegura Palma.
Los trabajadores de Parques y Jardines del municipio porteño no paran. Incluso deben acudir a ciertas emergencias. Así lo confirma Francisco Gamboa, compañero de Juan.
"Es un trabajo en equipo. Si él (Juan) necesita algo cuando anda arriba nosotros lo ayudamos y así sacamos la pega adelante. Es harta pega pero uno se entretiene", concluye Gamboa.